Cuando tus aguas se serenen, volveran a reflejar la luz de la luna

Por distintos senderos una misma búsqueda: que todos disfruten la vida y lo puedan hacer en abundancia ... absolutamente todos.

Publicado domingo, 30 de octubre de 2016
Se suceden las experiencias y emociones. Tras la contemplación del Mirador descenso, hasta Tarifa para orar por los muertos en las pateras y regreso a La Línea. Allí nos esperaban los amigos del centro Contigo para regalarnos hospitalidad con una fiesta marroquí.
               La mañana ha sido de viajes hasta Málaga para embarcar en el Ferry que nos trae hasta Melilla, pero esto será para otros pensamientos en alto.
               Ya os he contado, en varias homilías, el significado del 12 para entender algunos de los pasajes bíblicos. Habla de universalidad, de totalidad, de plenitud… Pero ayer adquirió un nuevo matiz que incorporaré, creo en próximas explicaciones.
               Mis alumnos sabrán de Mohammed, a quien conocimos ayer y que fue el teólogo que me ayudó a descubrir este matiz verdaderamente relevante.
               Es ahora un pastelero satisfecho de sus logros y su itinerario y que siente el proyecto Contigo como su casa. La frecuenta para saludar y compartir con la familia que la vida le trajo y para celebrar con ellos momentos significativos. Ayer, para participar en la fiesta con la que nos obsequiaron y regalarnos su testimonio.
               Es subsahariano y partió de casa con 16 años. Con diecisiete ya cumplidos logró cruzar en patera. Al ser menor lo derivaron a este centro en el que aprendió un fluido castellano, donde descubrió un país con el que dice sentirse identificado y satisfecho y ha hecho de la sonrisa, la alegría y el desparpajo, su tarjeta de presentación.
               Supera cierta timidez y la presencia de casi treinta contertulios con recursos impostados reclamando preguntas que contestar lo que adorna el testimonio de cierta gracia generando una inmensa ternura.
               Su sencillez se hace envolvente y el oyente tiende a participar de la tranquilidad del discurso que invita a relativizar la experiencia vivida si uno no es capaz de leer entre líneas. Hasta que, de forma involuntaria, se desliza un simple dato que genera un inmenso silencio en quienes lo acompañábamos, hasta el punto de que el sobrecogimiento se hace audible: era la decimosegunda vez que lo intentaba.
               Tengo que reconoceros que no tengo, menos de 24 horas después, capacidad de abarcar la profundidad del dato. He tratado, esta mañana, en un par de ocasiones, acercarme a los detalles de esos tránsitos haciendo uso de la imaginación. Él continuó su relato sin detenerse en los detalles de los 12 intentos. Solo que cada uno de ellos fue interceptado por la policía costera, quien los devolvía sistemáticamente. Pero sin explicar cómo resolvió detalles que sí conozco por otros relatos: cómo se obtiene el dinero para comprar 12 veces el pasaje de una patera; cómo se supera, hasta en 12 ocasiones, el pánico a un mar oscuro y peligroso; cómo se vence, hasta en 11 ocasiones, la frustración por un sueño roto…
               En el viaje en coche de esta mañana Alex meditaba en alto “Yo no sé si he intentado hacer algo hasta doce veces”. Su reflexión ha generado una intuición: incapaz con la imaginación, he empleado la memoria tratando de rebuscar algo que haya intentado hasta por 12 veces y, entonces, se ha abierto la inmensidad del significado de este número.
               Es posible que la inexistencia de recuerdos explique mejor el valor del 12 y se ofrezcan respuestas para alguna de mis preguntas. Quizá hay logros no alcanzados porque me detuve en el tercer o cuarto intento. Quizá mis logros no sean tanto porque no necesitaron de más de 3 ó 4. Quizá me haya contagiado de la dinámica utilitarista que hace abandonar lo inútil o lo que no parece alcanzable. Quizá llame sueños a lo que soy capaz de lograr y no a lo que podría hacerme crecer. Quizá las cosas de Dios estén veladas tras no menos intentos de 12. Quizá por eso nos habla del 70 veces 7.

Me quedo con ganas de probar sus pasteles, pero me llevo la dulzura de su testimonio y un canto imborrable a la esperanza: cruzar el mar, alcanzar el sueño, estaba detrás de los doce intentos. 
En la pared del centro Contigo una frase que expresa la espiritualidad de Vicente de Paúl.A mi regreso tengo que reemprender alguno de los sueños abandonados.




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Si un día te acercas por tierras gaditanas, en la carretera que une Algeciras con Tarifa podrás disfrutar de un enclave privilegiado. Responde al nombre de “Mirador del Estrecho”. Dudo que la fotografía tenga capacidad suficiente para describir la sobrecogedora panorámica que se ofrece a quien se separa solo unos metros de la carretera. En cualquier caso, si logra emocionarte es que estás muy cerca de lo que hemos vivido esta tarde.
               Tras la comida de ayer nos dirigimos a la Fundación Pueblos Unidos, de la Compañía de Jesús, y tuvimos el privilegio de compartir un par de horas con el que es su director y, simultáneamente el capellán del CIE de Aluche. Por la densidad de lo vivido le haremos hueco en otro post: corren más las experiencias que la capacidad de ser narradas.
               Hubieran sido más horas pero nos esperaba un autobús que nos llevó en un largo y no muy cómodo viaje hasta La Línea de la Concepción. La incomodidad era parte de la previsión para compartir, aunque mínimamente, las circunstancias de quienes llegan a nosotros.
Nos recibió, a las 5.00 am, la imponente imagen del Peñón de Gibraltar. Primero para susto y asombro de alguna quien divisaba unas luces sin referencia alguna de a qué pudieran corresponder por su altura. Unos pasos más atrás, el perfil del peñasco nos hizo entender que no eran sino las antenas de comunicación que coronan su cima.
A la 5.00 de la mañana hay muy poco que hacer en casi todos los lugares pero al menos en la Línea hay playa que se convirtió en lugar de improvisada cabezada. Imagino, que hicimos como muchos otros de los migrantes.
               La playa se tornó en un privilegiado juego de luces y colores con el espectáculo del amanecer en el mar. El último rato nos sirvió para poder orar a Dios con las laudes, antes de que el sol se nos ofreciera definitivamente. Desayuno y acogida en el proyecto Contigo, de la familia vicenciana, del que os hablaré en próximas ocasiones.
               Ahora todo lo eclipsa la imagen del estrecho. Si frecuentas las rías gallegas, conocerás media docena de ellas que ofrecen más distancia entre sus márgenes. Incluso vienen a mi memoria algún que otro pantano que podría ofrecer una imagen análoga.
               La panorámica es verdaderamente bella, pero se hace especialmente hermosa por el significado simbólico que encierra.
               14 kms marcan la distancia entre la Europa de las oportunidades y el África de las dificultades. 14 kms separan las primeras economías del mundo de muchas de las que ocupan los últimos lugares. 14 kms quieren ser distancia suficiente para frenar los sueños de muchos: es verdaderamente imposible.
Desde el mirador la distancia se hace grotesca. Desde aquí África no se ve, se palpa. Hacia la izquierda pueden incluso contarse los edificios de Ceuta. Justo en línea recta se intuyen los barrios de Tanger. Entre ambos se pueden contar las viviendas en una de las laderas. A nuestra derecha una inmensa duna, la playa de Tarifa, que convendréis conmigo que mejor merece ser llamada la playa a la que arribaron René y Víctor.
               Desde el mirador impone la cercanía. África no es allí. Es indudablemente aquí. Su proximidad suscita una terrible paradoja en la que reside la verdadera belleza de esta imagen.
Las emociones hacen sentir que la otra orilla está aquí, al alcance, incluso sugiriendo tentativamente que se trate de algo sencillo se cruzar. En la reflexión de la noche todos reconocimos que pasó por nuestra mente una idea engañosa: no parece tan difícil de salvar.
               Sin embargo, la razón invita a sospechar que deben ser muchas las dificultades que no son posibles evaluar desde nuestra posición privilegiada. El mar parece en exceso tranquilo desde este punto. No estamos contando con la fuerza del viento y de las corrientes. Todos los amigos que hemos conocido nos han hablado del mar como algo peligroso…
               Contemplando el estrecho he recordado las discusiones con mis alumnos de moral: qué es la libertad sino la terrible paradoja y la dramática ocasión de evaluar los sueños a cumplir y los que son engaños para el protagonista.
               La imagen del estrecho pone palabra a mi biografía: un conjunto de momentos en los que hubo que evaluar el riesgo: La ocasión no está allí, está aquí. ¿Cómo dejarla pasar? ¿no es la mediocridad sino la constatación del envejecimiento de los sueños? ¿puede vivir una persona, una sociedad sin asumir riesgos?
               ¿Y si no los estamos evaluando bien? ¿y si la cercanía son los acordes de los cantos de sirena de las realidades que no queremos asumir?
               Desde el mirador se entiende que un africano cruce el estrecho. Incluso podría decirse que no hacerlo sería la peor de las cobardías si uno tiene familia a su cargo. Al otro lado, no allí, sino aquí, están las ocasiones de futuro para el estudio de unos hijos, para una casa más grande o un coche nuevo. O, aún peor, la ocasión de operar a la abuela, el tratamiento para salvar la vida de un amigo cercano. ¿Pero cómo no cruzar?
               Y, sin embargo, desde la distancia cómoda de un mirador, la experiencia asegura que no estamos evaluando convenientemente las dificultades. Hacerlo es la distancia entre la descarada juventud y la madurez.
               El equilibrio es inestable. Contemplando el mirador doy gracias a Dios por las ocasiones en las que evalué como posible salvar 14 kms de mares laborales, familiares o existenciales: constituyen el patrimonio de mis éxitos. Contemplando el mirador se clavan como espinas los recuerdos de las ocasiones en las que la valentía fue temeridad y la evaluación fue insuficiente con la carga de dolores sufridos y, aún peor, los provocados. Pero no dejo de dar gracias a Dios por ellos pues son parte de mis tesoros transformados en aprendizaje y sabiduría. Contemplando el mirador doy gracias por las ocasiones en las que la prudencia fue la herramienta privilegiada para asumir una incapacidad o un logro inviable. Así, no solo se evitó una catástrofe absurda, sino que fue posible sentir en la limitación a Dios.
               Pero contemplando el mirador, la peor denuncia es la de los mares que, en el fondo, quedaron sin ser evaluados porque el peor de los pecados, la cobardía, impidió contrastar si la evaluación realizada era o no realmente contrastada.
               Contemplo la otra orilla que no siento allí sino aquí. Me pregunto cómo se contemplará esta orilla desde la suya, cuando además sus ojos están cargados de sufrimiento y de ganas de vivir.

               Desde el Mirador del Estrecho puedo anticiparos un anuncio. No van a dejar de venir. Yo, también lo haría.
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Publicado jueves, 27 de octubre de 2016
Tras la visita al CAR de Alcobendas, la segunda parada de nuestra peregrinación estaba aún más cerca de casa, en la "Misión enmanuel" que podréis reconocer a mano derecha cada vez que entréis en Tres Cantos por la entrada de la estación, si subís desde Madrid.

Se trata de un proyecto que aprovecha la cesión de una de las antiguas casas de control del Canal de Isabel II y que ha sido habilitada para la acogida de diez migrantes que pelean por la consecución de su sueño.

Nos reciben con alegría y cordialidad. Muchos nos conocemos de otros encuentros y abrazo a mi amigo Romeo, quien nos acompañó con su testimonio en el "via crucis sufriente" del viernes santo.

Me presentan a Nino, también de Duala, la capital económica de Camerún. Ya son cuatro de allí y casi reivindican la constitución de una casa regional. Algún día espero poder comprobar si responde a todas las alabanzas y bellas descripciones que realizan. Algo debe tener para que la recuerden con una sonrisa tan apasionada: "Si me quitas el corazón, verás que tiene escrito el nombre de Duala", sentencia Nino. Es especialmente jovial y animoso y su llegada convierte el encuentro, por momentos en un verdadero jolgorio.

Tras la pertinente visita a la sencillez y cálida vivienda, nos reunimos en una sala pintada de un bonito color verde suficientemente espaciosa para poder dialogar juntos.

Les explicamos que venimos para que nos orienten, que nos conduzcan, que nos guíen. Como haría un amigo francés en señalarnos los sitios que no podemos perdernos de París para comprender la ciudad, o uno belga para mostrarnos los rincones ineludibles para disfrutar de Brujas.

Musa nos da las gracias porque los días de nuestras vacaciones sean para conocer la realidad de los emigrantes "en lugar de estar en la playa o en la piscina".

Romeo nos habla de sus recuerdos en Nador y la comisaría de policía asentada sobre un antiguo túnel de la vía del tren: "La policía no iba a mirar justo debajo de ella, así que era el lugar más seguro para muchos compañeros, yo solo tuve dos meses en Marruecos, pero hay otros que estuvieron años".

A Nino le ha cambiado profundamente el semblante. Tanto, que por un momento me genera la preocupación de no haber acertado con la visita y del riesgo de poder importunarles con nuestra conversación o, incluso, de nuestro viaje como torpes visitantes a lugares de infausto recuerdo.

Pero sus palabras desactivan esta hipótesis para sumergirnos en un clima muy difícil de describir y más aún de trasladar en palabras. Quizá, en primer lugar, porque su narración requerirá muchos días de silencio y reflexión.

Habla de lo vivido con serenidad, pero con la expresión que invita al inmenso respeto, a la conciencia de que se está dando acceso a lo más íntimo de un corazón en el que no solo está escrito el nombre de Duala. Relata sin risas irónicas que trataran de ofrecer distancia a los traumas vividos, pero sin bloqueos o llantos que advirtieran de experiencias sin elaborar.

Su gesto, su tono, sus pausas, la búsqueda de sus palabras son orientaciones para poder acceder al santa santorum de la experiencia de los migrantes, más allá de lecturas mediáticas o titulares estériles.

Tardó un año en llegar desde su amada Duala hasta la costa. Allí le esperaban otros dos años antes de cumplir su sueño. Su primer intento fue en patera desde Tánger hasta Tarifa... La barca naufragó y fue el superviviente de seis ocupantes. "Allí perdí cinco compañeros" una frase tan terrible como preñada de ternura que utiliza en varias ocasiones.

El segundo intento fue por Nador. Nosotros cruzaremos la frontera con toda facilidad amparados por un a6 de cartulina que parece tener poderes mágicos bajo nomenclatura de pasaporte. A Nino le recibieron con un porrazo en la cabeza que, con la distancia, adquiere hasta cierta gracia y lo celebra con una risa de sabiduría. Nos enseña la foto en el móvil que acredita la brecha en la cabeza.

Allí debieron caer otros once compañeros. Intento ir haciendo un recuento pero Nino, con razón, reclama extender la lista para recoger a los que murieron en los meses de espera en Nador y el Gurugú. Las risas desaparecen para relatar cómo, mientras dormían, un desconocido mató a su amigo con un machete, quien descansaba a su lado. Y sus ojos se emocionan al recordar a otro, especialmente cercano, a quien vio morir mientras era quemado por la policía marroquí. Las fotos de su móvil ponen rostro a vidas truncadas.

Para entonces Nino ya era Vladimir, un sobrenombre, lo más grotesco y paradójico posible para impedir su identificación o una falsa acusación por coincidir en nombre con alguien buscado por la policía que justificara su detención y tortura.

Los peligros de Nador reorientaron su búsqueda hacia Ceuta, quizá algo más accesible. El tercer intento fue el menos benévolo de todos: su camiseta quedó enganchada en las concertinas, aforismo de cuchillas. Tratando de no cortarse se cayó y se rompió una pierna.

Solo el cuarto intento ofreció por fin el cumplimiento de un sueño. Lo acompaña con una hermosa foto que muestra Ceuta como fondo de un joven con los brazos en alto como gesto de agradecimiento a Dios por la suerte vivida.

Evita los dramatismos, rechaza los reconocimientos de valentía o posible heroísmo, simplemente está convencido de haber hecho lo que hubiéramos realizado cualquier de nosotros. Incluso equipara sus luchas con las que tenga que llevar a cabo cualquier otro joven en Europa. Pero me niego a la equiparación. Compartimos la capacidad de soñar, el derecho a pelear por nuestros deseos, pero la sociedad del bienestar ha desactivado en nuestras sociedades la rebeldía, la lucha incansable y tenaz a riesgo, si es necesario, de la propia vida.... en eso está por ver que estemos a su altura.

El diálogo va llegando a su fin... entreverado por las historias de René, quien si alcanzó las costas de Cádiz, como Víctor; o la de Musa quien recuerda con gratitud al carguero colombiano que mantuvo  a flote su cayuco camino de Canarias tras 1425 kms de recorrido aunque no sepa precisas los días allí vividos "porque con la angustia se pierde la noción del tiempo".

Les damos las gracias porque Tarifa ya no será una playa, sino el lugar donde René se arrodilló para dar gracias por la vida. La valla de Melilla nos mostrará el lugar donde Nino recibió su porrazo y le he prometido a Romeo buscar su nombre escrito en las rocas de las montañas del Gurugú por si su viaje no hubiera acabado de buena forma, como un macabro censo de vidas insultantes por su valentía.

Nino interrumpe las risas que anteceden a la comida: "Gracias por visitarnos, y por ir a estos sitios a entendernos. Enviadnos fotos. Y solo os pido una cosa: lo mejor que podéis hacer es rezar por todos los que quedaron en el Gurugú, en la valla y en el mar".

Mañana rezaremos por tus amigos, querido Niño, en el cementerio de las pateras de Tarifa. Y te enviaremos una foto como testimonio de que nos sumamos a tu memoria.

Nino se adorna con sus dotes cocineras y nos hace disfrutar de un sabroso pollo y un exquisito guiso de pimientos y gambas. Aprendió en Duala. Además, se debe comer bien allí.

Y antes de salir una anécdota tan nimia como sobrecogedora: Dani, el responsable del proyecto, me cuenta que llevó unos días a la playa a Nino, René y Víctor. Y que montaron en las patinetas. Pensaba que me iba a hablar de la conversión de la patineta en un fueraborda improvisado por su fuerza y experiencia. Lejos de eso. No quisieron alejarse dos metros de la orilla. Menos aún al ver cómo el agua entraba en la patineta como en los paseos que tú ya conoces. Se mezclaba el trauma por lo vivido en la patera y un detalle que habla de su admirable coraje, valentía y honor: no saben nadar.

Personalmente, he de reconoceros que no necesito ir a Melilla. La experiencia de esta mañana me sería suficiente para la oración de esta próxima semana.

Os pido que mañana os suméis a nuestra oración por los amigos de Vladimir, por fin Nino.
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Publicado miércoles, 26 de octubre de 2016
En España, en general, los funcionarios no siempre gozan de buena fama. Seguro que en muchas ocasiones no sin falta de razón. Pero con mayor motivo para resaltar los otros muchísimos casos que son causa de admiración.

Nuestra primera parada en esta "peregrinación" a las "periferias existenciales" ha sido cerca de casa: en el Centro de Acogida de Refugiados (CAR) de Alcobendas. No fue demasiado difícil concertar la cita con su directora allá por el mes de abril. Hoy no nos pudo atender pero resalta aún más el funcionamiento de este centro y el tono de su equipo: sencillamente exquisito.

Nos atendió Isabel de cuyos apellidos no quiero acordarme por ser respetuoso con la discreción exhibida durante todo el rato que nos atendió. Con precisión y un discurso bien ajustado nos han ido ofreciendo todos los detalles de su trabajo, de sus inquietudes, de su planificación, de la estructura de sus procesos...

Para el minuto 45 uno ya sentía la gratitud por el tiempo dedicado y por la acogida y el reconocimiento de quien conoce su oficio y lo ejerce con pasión. Tengo que confesaros mi profunda admiración por quienes así lo viven, bien sea para venderte una tuerca, para picarte el billete en el tren o para una operación a vida o muerte. Hay personas que son profesionales, cuyo trabajo es identificación con la propia vida, que manejan los detalles de su tarea y las gestionan con holgura y hasta con elegancia.,,

Y en medio de estas reflexiones, la pregunta certera de Julia: "¿Qué piensa de quienes participan del prejuicio de que los emigrantes cruzan la valla para quitarnos el puesto de trabajo y aprovecharse de nuestros recursos?".

Isabel guarda un momento de silencio y ofrece una primera respuesta con agilidad: "Pues mira, me enfada mucho. Tengo que reconoceros que este tipo de ideas me tensionan muchísimo".

Entonces, su discurso se interrumpe. El silencio se impone y se ofrece como antesala de lágrimas en los ojos. Pide unas disculpas inmerecidas por haberse emocionado y trata de sobreponerse a la situación con palabras entrecortadas: "Estas personas han sufrido mucho para llegar hasta la frontera". "Los pobres siempre se quedan allí". "Solo llegan hasta aquí los que tienen alguna posibilidad económica más". "Buscan lo mismo que tú y que yo: una vida mejor". "Lo hacen a costa de mucho sufrimiento"...

Entonces, la intuición sobre el colgante de su cuello queda confirmada: se trata de una silueta de áfrica como único adorno y carta de presentación.

Las disculpas por su emoción no son aceptables, no por censurables sino por elogiosas. Las lágrimas dan crédito al proyecto, a la narración, a los datos, a las planificaciones y a las cifras ofrecidas.

Tras veinte años de trabajo en el centro, tras haber acompañado a decenas de personas, seguramente de haber contemplado todo tipo de historias, de logros y decepciones hay una profesional que se emociona con su trabajo, que lo narra desde el sentimiento cuya mayor credibilidad es la compasión.

Nos marchamos del centro con la gratitud por la acogida recibida, con la mente en marcha tratando de sintetizar todos los datos y explicaciones ofrecidas, con un nudo en el estómago por el abismo de experiencias que se abren y con un profundo orgullo por poder contribuir con los impuestos a trabajos de profesionales tan excepcionales como los que hoy hemos conocido.

Y, en la próxima, la historia del camerunés de nombre ruso.
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Publicado martes, 25 de octubre de 2016
Agosto 2016

El corazón aún continúa las digestiones de las experiencias en Linares y Santiago de Aravalle: cuánta suerte tenemos.
Pero estamos de nuevo en marcha, como los titiriteros.
Hace varios años los jóvenes comenzaron a reclamar una experiencia en la que ellos no fueran los creadores, cuidadores, gestores y ejecutores. Algo que fuera para ellos un regalo. Y lo merecen.
Ya sabéis que procuramos tener sonrisas para todas las edades y eso condiciona el horizonte de la actividad. Sin duda, debía tener un corte marcadamente espiritual que favoreciera la contemplación y la meditación.
Aunque se trataba del tercer proyecto veraniego, tenía sentido y, si tiene sentido, y hay fuerzas humanas para ejecutarlo es que es de Dios.
La espiritualidad parece estar asociada a los kms. Hace dos años para darle su última experiencia épica a la furgoneta, camino de Taizé. El año pasado en el recorrido del Camino de Santiago por la ruta inglesa y este año, en busca de las periferias existenciales.
La expresión no es mía, sino del papa Francisco: “Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”.
Pues a eso vamos y esto es lo que queremos compartir contigo. Vamos camino de La Línea de la Concepción a conocer la orilla a la que llegan los emigrantes, después de un día intenso de encuentros con entidades que trabajan con migrantes y refugiados en Madrid.
Mañana vamos a meditar en las playas que ellos sueñan, a orar en las fosas comunes donde descansan quienes no lo lograron, a cruzar el mar que ellos recorren camino de Melilla, a orar ante la valla en la que muchos estrellaron sus luchas y visitaremos Nador para entender el contexto del que proceden.
Cada día un texto de estudio, un rato de retiro personal y encuentros con personas, entidades y proyectos que trabajan a su lado.
Tengo que reconoceros que es un viaje deseado, inquietante, y paradójico. Vamos con muchas ganas de entender, de aprender, de sentir a Dios y con una sensación extraña de saber que caminaremos por espacios de sufrimiento, dolor y muerte que luego abandonaremos por ser poseedores de un pasaporte. Por eso lo haremos descalzos, el signo bíblico de estar en espacio sagrado.
Vienen los que ya conocéis, los héroes de Linares y Santiago. Los que lograron la experiencia de la que siguen hablando jóvenes, chavales y sus familias.
Por eso me atrevo a pediros vuestra oración por ellos. Merecen ser regalados, sentir la presencia del Dios que reconforta. Ojalá esta experiencia sea el mínimo precio que merecen por todo lo que nos han ofrecido.
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Publicado lunes, 24 de octubre de 2016
En lo que formamos gobierno y volvemos a sufrir la enésima reforma educativa me atrevo a contribuir con una serie de propuestas que espero sean de vuestro gusto.
Que la evaluación sea sobre 12 puntos. Personalmente me parece una memez que sea sobre 10, 14 o 22, pero por lo menos el 12 es número bíblico y el siguiente sería sobre 144 que es ya un exceso.
En cualquier caso, dejemos que el 80% responda a cuestiones académicas de memorizaciones, trabajos y estudios y, al menos, el 20% restante permita evaluar la capacidad fructífera de los estudiantes.
En "la Misión de la Universidad" de D. José Ortega y Gasset (antes Lista, como diría Mingote), se alertaba de que la Universidad estaba formando "nuevos bárbaros" excesivamente especializados y con poca "cultura general". La nueva barbarie con la que yo convivo en la Universidad pasa más por la esterilidad de la acumulación de menciones, idiomas, Másters, prácticas de renombre y otro tipo de presuntos méritos.
Sin dejar de reconocer su valor, como poco económico, no tengo claro que sean del todo eficaces en la formación de profesionales. "No seamos paletos de la ciencia. La ciencia es el mayor portento humano; pero por encima de ella está la vida humana misma que la hace posible" decía don José. Pues, como objetivación de la humanidad, que el 20% de las notas tenga relación con la capacidad de ser fructífero, de ser útil, no solo a los objetivos de la empresa sino a los de la vida humana común.
Valoremos la capacidad de atender a los propios familiares, de ser eficaz en el cuidado de los amigos, de mostrar un compromiso por la casa común que es la naturaleza y la ciudad en la que vivimos...
Demos un 20% de la nota a los jóvenes que hacen una campaña solidaria, a los que se comprometen en un voluntariado, a los que buscan que el aprendizaje responda a la realidad y no a las entelequias...
No se trata de una propuesta interesada aunque hay que reconocer que nuestros jóvenes saldrían muy beneficiados.
Los que componen la que aquí llamamos "tercera sección" o "universitarios" tienen un currículum deslumbrante. Tres campamentos urbanos con niños en situaciones de riesgo social y marginación en Linares; más de 6 experiencias de contacto con experiencias de pobreza en Los Camilos, en los desayunos con la Orden de Malta, con el despacho de Cáritas...
Y este año han hecho un máster en civilidad y ciudadanía solidaria. La parroquia de Barco de Ávila no tiene los mismos recursos que la nuestra y han necesitado de sus brazos y de sus sudores para rehabilitar un patio de la casa parroquial que será ocasión de encuentros, charlas y divertimentos como lo es nuestro teatro y nuestro patio, herramientas imprescindibles para la evangelización, como ya sabéis, especialmente en nuestra parroquia en la que "no sabemos orar sin patata". Y han hecho una profunda limpieza en el atrio de una ermita cercana.
Francisco, el párroco de Barco, agradecidísimo y encantado. Los feligreses admirados por la generosidad de estos chicos. Los jóvenes de la parroquia cuestionados por el hecho de que tengan que venir de Tres Cantos para cuidar lo que es suyo. Y el dueño de la fábrica de tratamiento de residuos, conocedor del proyecto, lejos de cobrar los más de doscientos euros estipulados por más de una tonelada de escombros (habéis leído bien, más de una tonelada), lo cerró en 27 euros y un helado de regalo para cada uno de los chicos.
Ellos satisfechos por su capacidad de hacer cosas que permanezcan aunque no sea para su disfrute, contentos por haberlo hecho en equipo y con las clave que solo puede ofrecer la solidaridad y la ausencia de retribución.
Mis amigos que trabajan en recursos humanos coinciden en el tedio de currículums previsibles y monótonos: uso medio de ofimática (osea cortar, pegar, descargar canciones y buscar pokemons); nivel C1 de inglés que las más de las veces solo habilita para entender los mensajes en inglés de la línea de tren que lleva el mismo nombre; y el doble grado que no siempre presupone el conocimiento de que Ortega y Gasset es algo más que una estación de Metro.
Los que trabajáis en esto sabéis que, en igualdad de condiciones, nos quedaríamos con el que incluye una línea tan original como contundente: yo contribuí a rehabilitar el patio de una parroquia que no es la mía, en un pueblo al que quizá no vuelva, para que otros disfruten como yo puedo hacerlo.
Y no le daríamos el puesto de trabajo como premio a su generosidad, sino porque el que ha vivido estas experiencias sabe discernir lo real de lo idealista; lo humano de lo despedazador; lo importante de lo superfluo; el valor de lo común frente a lo individualista.
Y, en las empresas que yo conozco, al final ese es el perfil que todos buscamos. En las empresas económicas, en las empresas familiares, en las empresas eclesiales y en la mayor de las empresas, la construcción de la persona.
Empieza la recogida de firmas. Ya tenemos las de Marta, Quique, Nacho, Hojas, Elena, Natalia, Lucía, Laura, Pascu, María, Almudena, Carmen. Las de Miguel, Ainhoa, Pimen cuyas toneladas han sido de niños en la acampada; y las de Marina, Pablo, Fran, Ester y tantos otros que se quedaron con toneladas de ganas por contribuir a este sueño.
Personalmente, me son más que suficientes por su valor. Si algún día alcanzamos las 200.000 necesarias para la reforma en el Congreso, quizá podamos ofrecer esta misma alegría a muchos otros.










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Publicado
Vídeo con motivo de la Campaña del Domund, muy afortunado a mi modo de ver.

En versión reducida.

https://www.youtube.com/watch?v=XuregSGnNig

En versión extendida.

https://www.youtube.com/watch?v=fm0RlI2Vh_o

Con 20 años este mensaje fue suficiente para sacarme de muchas confusiones y lanzarme a tareas ingentes en las que disfruté mucho.

20 años después, el mensaje, sin más, me parece preñado de riesgos. La preocupación por saber que Dios nos ha hecho puede llevar al desgaste prematuro de las piezas del motor.

Firmo que Dios nos ha hecho a nosotros, pero como gotas que forman parte de un torrente que va erosionando la realidad, que la va modelando, que la transforma en belleza como muestran las grandes cascadas, gargantas, valles angostos, rocas en el borde del mar, estalagtitas y estalagmitas...

Saber que Dios me hizo a mí, pero para una erosión más amplia que mi propia vida no rebaja mi exigencia, pero sí la enmarca en un proyecto más interesante: Dios conduce la historia. Yo solo colaboro en todo lo posible a ello.
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Publicado sábado, 22 de octubre de 2016
La memoria cuando es muy intensa se hace vida. Le llamamos memorial.

Al término del itinerante las montañas que seguimos contemplando desde el campamento ya no son las mismas. En cierto modo "son nuestras". Como diría el principito "han sido domesticadas" y al mirarlas el corazón vibra con los recuerdos e imágenes que han quedado grabadas para siempre,
Podéis estar muy orgullosos de vuestros hijos. La marcha era muy dura, sin paliativos. Alta montaña y exigente. De hecho ha sido uno de los grandes interrogantes del campamento. Hasta prácticamente el último momento dudamos si afrontarla o no. Pesaba la belleza y el tener tan a la mano una oportunidad. También la preocupación por mantenernos en el rango de lo razonable para la edad y preparación de estos chicos.
Por este motivo exigió una visita previa. Fue un lunes 23 de mayo. Día en el trabajo y madrugón de 6 de la mañana para ir con margen. Para este servicio hacía falta un trotón de garantías y nadie mejor que mi amigo Fernando, compañero de otros paseos de reflexiones, conversaciones y oración compartidas. Accedió gustoso por la oportunidad de la excursión y por poner su granito de arena en un proyecto tan hermoso. 
No nos equivocamos en la previsión de que la prueba exigía mucha preparación. No era previsible la dureza y mucho menos encontrarnos medio metro de nieve en la zona de cumbre.
El día fue extraordinario en todos los aspectos. Disfrutamos como niños de la belleza de parajes asombrosos y desconocidos. Hubo ocasión para la contemplación en silencio, para un salmo memorizado y para una naranja y un trozo de chorizo compartido a más de 2000 mts, que es donde mejor saben. Y la paliza fue también mayúscula. 24 kms por alta montaña para certificar que quizá aún no habíamos hecho todas las barbaridades que la vida nos tenía previstas. Pero los coches no andan solos y una vez en cumbre había que regresar por el sendero más factible para ello, por llamarlo de alguna forma.
Entretanto, Raul, había hecho su cumbre el sábado anterior y con toda seguridad mucho más meritoria que la nuestra: alcanzar la comunión de su hijo. Fue la penúltima batalla ganada a la enfermedad dado que la última tenía ya un ganador prefijado. Por eso tuvo tanto mérito, aquella comunión era la última prueba de ganador incierto. Mientras nosotros ascendíamos él pedía el ingreso voluntario en el hospital. Le fuimos enviando fotografías de lo contemplado, que me consta él agradeció en la que sería su última excursión, aunque fuera virtual, antes de que la enfermedad pusiera fin a una historia especialmente hermosa un día 26 del que hoy se cumplen justo dos meses.
Mis queridos Fernando y Raúl, podéis estar orgullosos. El itinerante ha sido lo que soñamos juntos. En verano el Trampal es menos peligroso pero igualmente exigente. Y ha sido escenario para una experiencia inolvidable de esas intensidades que permitirían volver mañana a trabajar como si hubieran pasado tres meses desde el último día de oficina.
Los chavales han disfrutado, han sido felices y nos han regalado experiencias extraordinarias.
Les dimos la ocasión de no subir al Trampal porque el objetivo era disfrutar y no sufrir innecesariamente. Tras un minuto impuesto de reflexión fue sobrecogedor escuchar, uno por uno, a 28 adolescentes sentenciando: "yo, subo".
Ojalá con estas palabras pudierais sentir la experiencia, casi mística, de los gritos de los chavales en un éxtasis de asombro al llegar a las lagunas del Trampal y al alcanzar el Calvitero al empezar a desplegarse todas las llanuras de Castilla y Extremadura. No reproduzco las exclamaciones porque ya sabéis que los adolescentes se expresan a menudo con "lenguaje tabernero" pero, en su gramática significaba plenitud y gozo profundo.
Ya podéis imaginar que no todo podían ser alegrías y os habrías reído con ganas al presenciar la crisis urbanita, casi de ansiedad, al intuir que iban a dormir en una pradera ocupada por vacas. Ellas fueron las primeras en huir ante semejante invasión de milindrez y la noche estrellada y la comodidad del pasto hicieron el resto para que tuvieran que reconocer que verdaderamente había sido una noche maravillosa.
Con todo, está claro que son chic@s de avenida y al llegar a Béjar rompieron en un sonoro aplauso ante el primer semáforo que detuvo su marcha como improvisado icono de la presunta civilización.
En el Calvitero disfrutaron del mejor trozo de choped y de las mejores onzas de chocolate que comerán en su vida, porque solo en estos contextos los sabores alcanzan plenitud.
Mis queridos Fernando y Raul, con profunda emoción comparto con vosotros algo que yo no había vivido hasta hora 25 años después de campamentos y montaña: que cinco jóvenes, tras el grito de éxtasis se giraran para exclamar ¡Josema, muchas gracias por traernos hasta aquí!
Mis queridos Fernando y Raul. Podemos estar muy satisfechos del trabajo y del esfuerzo. Gracias Fernando por la preocupación desde tus quehaceres hospitalarios en estos días. Gracias Raúl por velar por nosotros ahora que estás sentado junto al buen Padre. De otra forma no se entiende que no hayamos tenido ni un mal esguince ni entre los mayores universitarios y ni entre la horda hormonada. Apenas cuatro pares de piernas dignas de haberse peleado con un león o, mejor expresado por María,"de haberme pegado con todo un bosque".
En el cielo estrellado del Trampal te reconozco en la estrella tintineante que expresa que velas por nosotros.





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Publicado viernes, 21 de octubre de 2016
Uno de mis mayores logros...

En mayo, unas molestias en la rodilla fueron ocasión de una bonita conversación con un fisioterapeuta.
Tras la la exploración, un sucinto historial de deportes practicados y del uso dado para diagnosticar "rodillas de cura" con muchas barbaridades acumuladas en marchas, itinerantes, caminos de santiago y muchas màs mochilas de las aconsejables.
"Demasiado que giran" dictaminó el fisio acompañándolo de una serie de recomendaciones que ambos sabemos será difícil que se cumplan porque comparte la pasión por las montañas y sabe lo que eso supone.
Comenzó a hablarme de sus gestas, de muchos tresmiles, algún cuatromil e incluso un cinco mil.
Tuve que reconocerle que mis gestas eran mucho más modestas y que todas las mías estaban en el rango de los dosmiles.
Pero en esas alturas se viven cosas inalcanzables a otras superiores. Le hablé de Laura y de cómo hace 15 años, camino de Peñalara, logró que la montaña venciera su anorexia aunque solo fuera por unos días y le permitiera comer y ser feliz, en el primero de los pasos de un largo itinerario hasta la sanación.
Le hablé de las rampas de Cabeza Líjar en las que Víctor encontró aprendizajes que años después le sirvieron en las rampas de una oposición, y de otras gestas que solo se dan en los dosmiles.
Él me escuchó con atención, sensible a mis narraciones para concluir: «A mí también me encanta ese tipo de senderismo».
En septiembre añadiré la vivida hoy: coronar con Alex las lagunas del Duque.
El concepto de discapacidad me resulta paradójico. Yo me siento muy discapacitado en muchas cosas.
Desde luego para reconocer cuándo no puedo mantener el equilibrio y coger la mano del que llevo al lado. Para soltar la mano cuando no es necesario y caminar con dignidad y con los propios medios. Para no aceptar que nadie me lleve la mochila si puedo hacerlo yo. Para no emitir queja alguna y adoptar el rictus innegociable del Induráin de los 90 quede lo que quede. Para echar la vista atrás y sacudir la mano, sin necesidad de decir nada más valorando lo alcanzado.
Hemos tardado un poco más, aunque no mucho. Y ha concluido con una frase sobrecogedora: "Josema, ha estado muy bien".
No sé si un verano aparecerá la ocasión del cuatromil, pero el día que las rodillas no puedan más, contaremos las gestas de los dosmiles y disfrutaremos de fotos que son un regalo incomparable.

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Publicado martes, 18 de octubre de 2016
Experiencias que no deben ser olvidadas

El campamento ha tomado velocidad de crucero y todos los mecanismos están ya engrasados y otorgando un ritmo intenso y que nos permite trabajar todas las claves educativas previstas.

El primer día, con el paso del tiempo, se ha convertido en una especie de mantra para los monitores más veteranos. Las evaluaciones y la experiencia acumulada nos han permitido ir reconociendo actividades que consideramos esenciales para el proyecto.

Por la tarde, taller de cabuyería. Los chicos, por grupos, han ido construyendo muebles y elementos decorativos para la acampada. Han completado con ello el trabajo que realizaron ayer de montaje de las literas y y de las taquillas. Se trata, en definitiva, de que contribuyan al montaje del campamento y abandonen la tentación de pensar que todo tiene que estar dispuesto para ellos sin trabajar y contribuir en ello. De esa forma hacen suyo también este proyecto.

En la velada, juegos tradicionales: tiro con cuerda, el pañuelo, la zapatilla por detrás... Es una de las veladas más celebradas por los acampados y la hacemos la primera noche para que tengan diez días por delante para disfrutar los juegos aprendidos. Para nosotros, aunque sea por una noche, ser capaces de superar las prestaciones de la Pokemon Go será siempre motivo de orgullo.

Y, la más importante de todas, la primera celebración gira en torno a la reconciliación. Se trata de insistir hasta la afonía en que la mejor forma de hablar sobre Dios es en términos de perdón y misericordia. Durante estos días, los niños que lo deseen podrán participar en el sacramento.

Esta año la celebración quedó presidida por un sin fin de globos de colores. En ellos nuestros motivos de arrepentimiento y nuestro motivos de orgullo personal. Se trata de que ambas experiencias lleguen al buen Dios. En la oración de la noche les hemos advertido de que solo la mitad de los globos continúan su viaje: aquellos que contienen motivos de orgullo. Los que contenían nuestros errores y arrepentimientos han detenido su viaje en el olvido de Dios descrito por el famoso cuento:

"Una mujer se acercó a un cura para confesarse y advirtió que ella hablaba cada tarde con Dios de forma personal y que ella era capaz de escuchar su voz y que respondía a sus preguntas.
Preocupado, el sacerdote, trató de encontrar una estratagema que permitiera a la mujer salir de su error o hacerle consciente del problema psicológico que pudiera estar viviendo.
Por esta razón le indicó -¿Así que hablas con Dios? - le dijo - ¡Pregúntale entonces a Dios por mis pecados y cuéntamelos mañana!
Al día siguiente la mujer se volvió a acercar a la iglesia para sorpresa del sacerdote. -¿Has hablado con Dios? - ¡Sí! - respondió la mujer. -¿Y le has preguntado por mis pecados? ¡Podrás enumerarlos entonces!-. - No-, respondió la mujer, -le he preguntado por tus pecados pero me ha dicho que no puede contármelos porque Dios, cuando perdona- olvida".

Con la mirada fija en los globos elevándose, hemos soñado con una sociedad en la que la reconciliación y el olvido de los errores sea signo de identidad.

Hoy era el primer día de campamento y era importante para nosotros que quedaran claras las vivencias que nunca deberían ser olvidadas.






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Publicado lunes, 17 de octubre de 2016
Anécdotas veraniegas que merece la pena no olvidar.

En Santiago de Aravalle se vive de otra forma...

Se va imponiendo la calma en la acampada. Últimos murmullos tras un día de emociones intensas y de muchos acontecimientos.
La calma es sinónimo de sueños dulces y merecidos presididos por una sonrisa: están muy contentos.

La finca les ha sorprendido como te ocurrirá a ti cuando vengas a vernos el día 31.
Nos presiden las estribaciones de Gredos para regalarnos vistas imponentes del circo del Trampal y de la Laguna de Barco. Nos protegen unos robles inmensos que hacen del comedor un verdadero paraíso. Y el sol prepara las tiendas para que no sean frías por la noche y el agua del río para que el baño sea más amable.
Les he preguntado a más de 15 y todos coincidían en estar encantados.

En Santiago de Aravalle se camina más despacio y las señoras del pueblo miran de forma irónica a los que venimos con tantas prisas de la ciudad. Tampoco parece ser necesario hacer filas por las cunetas de manera que el coche, al tener que frenarse, da ocasión para saludarse y preguntar por el nombre.
En estas latitudes las carreteras no son exclusividad de los caballos de vapor, y esta misma tarde ha sido también ocasión de una curiosa y graciosa anécdota.
Tras una curva emerge una oveja que exige frenazo. Tras la primera, un grupo que la acompaña, tras el grupo un rebaño entero de cien. Quizá por la costumbre, sienten la carretera como propia y parece ser norma que tengan preferencia, se les conceda o no.
Así que el coche se convierte en un islote en un mar de lanas. Y, como icono de los pretenciosos avances de la tecnología, rodeados por el rebaño, el coche ha querido cumplir con sus obligaciones pitando en las cuatro direcciones posibles para alertar de la cercanía de objetos con los que quizá chocar, generando una grotesca sinfonía que se antoja como profunda paradoja.
Cierra el cortejo un pastor que parece mostrarse alegre por el encuentro y que lo celebra con un cercano saludo y una amplia sonrisa.
Las ovejas, con su peculiar y tradicional sensor de cencerro bien afinado han contribuido al absurdo de la escena constatado que la vida, solo a dos horas de Madrid, puede ser mucho más pausada y, es posible que mucho más humana.

En Santiago de Aravalle se vive de otra forma y los niñ@s lo han intuido y expresado en sonrisas.

Hemos terminado la jornada contemplando la luna, la misma que es reconocible desde Tres Cantos. Mirándola hemos dado gracias a Dios por el sentimiento de echaros de menos. No es causa de tristeza, sino de reconocimiento de la suerte que tenemos de teneros cerca, motivo por el que dos horas de coche son ocasión de reconocer tan gran regalo. Mirándola, nos hemos imaginado que también la contemplábais y que participábais de la sana nostalgia. Mirándola, os hemos enviado un beso a cada uno.




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Publicado
He de reconocer que escribo sobrecogido por la belleza de detalles que son regalos incrustados en estos días. Hoy quiero contaros uno de ellos surgido en un baño cualquiera de piscina.

En mis dieciséis y diecisiete, me consta que en los actuales también, la gramática de piscinas, institutos y lugares públicos era la de la burla y la risa a costa de otros, en un ejercicio transmitido de generación en generación sin ejercicio de responsabilidad sobre el daño que muchos llevaron en distintas intensidades por haber sido objeto del daño a pagar por la risa de grupos con poco talento y creatividad.

Me consta, por mis amigos psicólogos, que es fuente de no pocas heridas y complejos que implican mucho tiempo de trabajo y rehabilitación, reconociendo además, que es este es poco precio frente al dolor acumulado y sordo.

He llegado a la piscina a media tarde. En uno de los laterales, previa supervisión del socorrista y tomadas las oportunas medidas de seguridad, algunos de nuestros jóvenes hacían saltos dando la voltereta sobre sí mismos antes de entrar en el agua. Mortales, en un nombre pretencioso a tenor del riesgo que implica: un ejercicio bastante sencillo cuyo único riesgo es hacer un sonoro ridículo.

Los jóvenes eran habilidosos y concitaban atracción. Pero su gramática era otra.

Durante un rato largo he observado la invitación a otros de que se animaran en el intento tras oportunas indicaciones sobre el lugar donde dar el salto, la correcta posición de brazos y piernas....

Lejos que aprovechar su capacidad como ocasión de exhibicionismo han celebrado cada mejora, aplaudido cada ensayo exitoso y han derramado especial pasión con los ensayos errados.

Su éxito no era el aplauso sino compartir las sensaciones con quienes no las han experimentado, alegrarse con ellos, celebrar ser uno más en el juego compartido, ver un miedo superado. Por instantes, entre salto y salto, han sido capaces de crear un espacio precioso, de risa compartida, de aceptación y respaldo, de encuentro y crecimiento al que se han sumado muchos que se habrían retraído ante el riesgo de sufrir el daño de la burla.

Minutos para saborear la fuerza de espacios inundados de confianza y refuerzo positivo frente al agresivo ambiente que en tantas ocasiones somos capaces de generar.

Me llevo estos instantes en el corazón para ponerlos como horizonte de los espacios a los que está llamada toda parroquia para cumplir con el horizonte de su etimología: el lugar donde todo forastero puede sentirse como en casa.

Y, en la oración de esta tarde, doy inmensas gracias por la esperanza de que jóvenes hayan mostrado las posibilidades de una gramática alternativa a la que tantos daños innecesarios generó. Y por el testimonio de personas tan talentosas como generosas en la entrega. Me generáis más admiración por el rato inolvidable creado que por la grandeza de vuestros saltos. Gracias sinceras por vuestra gramática. ¡Cuánta falta nos hace!

Pd. Entre sus logros, que incluso el cura fuera capaz de hacer un salto medianamente aceptable.

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Publicado jueves, 13 de octubre de 2016
¿Cómo será un viaje en lancha? ¿Podemos imaginarlo? ... Podemos contemplarlo.

https://www.youtube.com/watch?v=wXI7tnt3LYQ
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Publicado domingo, 2 de octubre de 2016
Gabriel Chaim es un fotógrafo con un interesante trabajo en el conflicto Siria, ofreciendo la ocasión de sumergirnos en una realidad que es así más fácil de comprender.

https://www.youtube.com/watch?v=fEelOFDDMmw

Solo los cobardes e irresponsables o los impedidos permanecerían en un entorno así.
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