Cuando tus aguas se serenen, volveran a reflejar la luz de la luna

Por distintos senderos una misma búsqueda: que todos disfruten la vida y lo puedan hacer en abundancia ... absolutamente todos.

Publicado jueves, 26 de marzo de 2015
Un titular polémico y llamativo que enuncia un episodio que me ha resultado especialmente interesante una semana.

Una de mis alumnas me relataba su encontronazo con otros catequistas de su parroquia a costa de esta posibilidad. Ella no entendía porqué la Iglesia católica condenaba tal práctica.

Honestamente, yo tampoco. Pero, una rápida búsqueda avalaba la posibilidad.

https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-ni-mil-cursos-de-yoga-te-daran-la-libertad-de-hijo-de-dios-23894/

Con todo, una inquietud me hizo sospechar y una segunda búsqueda me permitió alcanzar el texto original para poder leer lo siguiente:

«Tú puedes hacer mil cursos de catequesis, mil cursos de espiritualidad, mil cursos de yoga, zen y todas esas cosas. Pero todo eso nunca será capaz de darte la libertad de hijo». Sólo el Espíritu Santo «mueve tu corazón para decir “padre”»; sólo Él «es capaz de aplastar, de romper esta dureza del corazón» y hacerlo «dócil al Señor. Dócil a la libertad del amor». No por casualidad el corazón de los discípulos permaneció «endurecido hasta el día de la Ascensión», cuando dijeron al Señor: «Ahora tendrá lugar la revolución y llega el reino». En realidad «no entendían nada». Y «sólo cuando vino el Espíritu Santo, las cosas cambiaron».

Vaya, pues no es lo mismo. Y en estas trampas caemos con excesiva frecuencia. Me recuerda a una reflexión de José Antonio Marina. Estar informado cuesta esfuerzo. Me lo apunto como práctica cuaresmal.
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Publicado lunes, 23 de marzo de 2015
Informe del Relator de las Naciones Unidas donde evalúa la implementación de las medidas necesarias para luchar contra esta lacra.

http://www.acnur.es/PDF/informe_mision_relatorespecial_racismo_2013_20130806150757.pdf


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Publicado domingo, 15 de marzo de 2015
Del Papa Francisco.

Tan sencilla como elocuente.

1.El pulgar es el más cercano a ti. Así que empieza orando por quienes están más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Orar por nuestros seres queridos es "una dulce obligación"
2. El siguiente dedo es el índice. Ora por quienes enseñan, Instruyen y sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Tenlos siempre presentes en tus oraciones.
3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los congresistas, los empresarios, y los gerentes. Estas personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública. Necesitan la guía de Dios.
4. El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más débiles, con muchos problemas o postrados por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será
demasiado lo que ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los matrimonios.
5.Y por último está nuestro dedo meñique, el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos vernos ante Dios y los demás. Como dice la Biblia "los últimos serán los primeros". Tu meñique debe recordarte orar por ti. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos verás tus propias necesidades en la perspectiva correcta, y podrás orar mejor por las tuyas.
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Publicado lunes, 9 de marzo de 2015
Buscamos soluciones complicadas convencidos de que solo así adquirirán el suficiente glamour que calme nuestras expectativas de grandeza.

En el segundo libro de los Reyes se relata la experiencia de Naamán el Sirio, hombre poderoso y enfermo de lepra que por buscar soluciones a su enfermedad, no dudó en acudir, incluso, a los profetas judíos, por extraño que pudiera resultar a un extranjero.

Eliseo, el profeta, le sugiere darse siete baños en el Jordán. Y Naamán expresa su decepción... ¿para esto un viaje tan largo? ¿son mejores la aguas del Jordán que las de Damasco? ¿una problema como el mío y una solución... tan simple?

Eliseo me recuerda a mi padre, veterinario de profesión. En varias ocasiones presencié escenas parecidas... «Mi perro se ha torcido una pata». «Póngale usted "Reflex" y tápele con un calcetín para que no se lo chupe».

Pero a algunos de los preocupados amos, tal solución le parecía en exceso vulgar para la delicadeza de su mascota. Mi padre, comprensivo, accedía a sus inquietudes recomendándole, entonces, un medicamento lo más caro posible, y con el nombre que fuera capaz de poner más a prueba la capacidad de pronunciación, para satisfacción del cliente que así marchaba mucho más seguro de la eficacia del tratamiento.

Naamán tuvo que mostrar su fe dando crédito a que la solución pasara por algo sencillo, pero vivido con profunda convicción. Y se sanó. Con su baño se nos invita a todos a vivir con intensidad lo cotidiano para encontrar la solución a nuestros problemas, renunciando a que las presuntas complejidades puedan justificar nuestra falta de arrojo.

De vuetla a Damasco, junto a Naamán pasean dos perros: el que sanó su pata con el complejo medicamento; y el que lo hizo con una solución mucho más sencilla y no por ello menos ingeniosa.
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Publicado viernes, 6 de marzo de 2015
Una pregunta que ha dado mucho que pensar a la filosofía y que encuentra un nuevo argumento en este delicioso experimento.

Solo los que son como niños...

https://www.youtube.com/watch?v=zoREXT8qT7g
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