Cuando tus aguas se serenen, volveran a reflejar la luz de la luna

Por distintos senderos una misma búsqueda: que todos disfruten la vida y lo puedan hacer en abundancia ... absolutamente todos.

Publicado jueves, 15 de diciembre de 2016
El clima parece sorpresivo a ambos lados del atlántico. Mientras allí te regala fotografías de nieblas espectaculares que amenazan nieves, aquí están sorprendidos por las lluvias que no suelen llegar hasta mayo. A los europeos, manga corta y clima de última de abril, no nos encaja con las luces y villancicos que aquí también frecuentan.

La UCA cierra sus puertas después de un largo año de trabajo y los grupos de curiosos continúan el itinerario para conocer el testimonio de los mártires.

El jardín de rosas tiene una geometría propia: ocho rosales configuran un círculo que se asemeja al mensaje de la corona de Adviento, por su pretensión de eternidad; con otros dos en el centro.

Para algunos visitantes son motivo de confusión pues la suma de diez no encaja con los la lista de los nombres de los asesinados que hacen ocho. Una pista viene ofrecida por el hecho de que todos sean rojos a excepción de los interiores: los dos, que son amarillos.

La explicación del enigma la posee don Obdulio. Trágicamente, el esposo de Elba y el padre de Celina. Aquella noche quedó durmiendo en la garita de entrada y envió a su mujer e hija a las dependencias interiores de la finca para asegurarse su protección, tras el estallido de una bomba en la propia puerta de su casa que hizo añicos todos los cristales.

Se salvó por que no descubrieron su presencia. Tampoco él pudo imaginar que los disparos habían sido dirigidos hacia los jesuitas y los interpretó como una más de las escaramuzas de aquellos días.

Al despertar el alba fue el primero en descubrir los cadáveres y alertar de la tragedia. También tuvo que contemplar la macabra escena del abrazo de su esposa a su hija. Ellas no quisieron marchar a otro punto de la ciudad y alejarse de él aquella noche; y él no quiso separarse de aquél jardín que continuó cuidando hasta su fallecimiento.

De forma que, don Obdulio, llevado por amor, "trasgredió" la discrección de Elba y Celina para otorgarles un doble homenaje: a diferencia del resto de los jesuitas, ellas tienen su rosal rojo en el círculo y el amarillo en el centro.

Su "injusticia" me parece enternecedora y muy justificada, que ser jardinero tenía que arrogar alguna discreccionalidad.

La potencialidad del amor se mide en la capacidad de romper lógicas, normas y geometrías. Por eso la ley se muestra insuficiente, sin dejar de ser necesaria; y ni siquiera la ética satisface el alma. Solo el amor intenso y vivido que rompe lo esperado por vía de la creatividad, de la renovación y de mostrarnos planos de la realidad solo alcanzables desde esta experiencia.

Por eso en Navidad celebramos más rupturas de geometrías: que un Dios se haga persona; que un Dios nazca en lo pobre; que lo celebremos en la eucaristía donde el Espíritu convierte la física en escenario de Dios.

Pido al Padre por todas las rupturas que necesitamos desde el amor. Para cumplir el sueño de Vicente de Paúl de ser creativos hasta el infinito; para inventarnos soluciones inesperadas hacia los pobres; para dar con el recurso que nunca habríamos imaginado si no fuera por la extrema preocupación hacia nuestro hij@, aunque haya que subirlos al Trampal; por la transformación de la que nuestros mejores amigos ya desconfían y que se produce por la aparición de alguien que rompe, para siempre, la monotonía de una jornada; por las lógica del rencor, el odio y la venganza que pueden ser cuestionadas por las rosas amarillas.

No vale cualquier impulso de amor. Solo los inteligentes. Y el tiempo termina por dictaminar si la ruptura de las geometrías es en favor de un orden inesperado o de un caos evitable.

Mis respetos y mi admiración, don Obdulio, por no poder permitir una geometría presuntamente perfecta cuando está por medio un amor irrefrenable.

Te deseo unas fiestas de Navidad con las suficientes rosas amarillas como para salir de las geometrías caducas a las que podemos acabar por acostumbrarnos. Ojalá tengas sientas cercanos los motivos para buscar las novedosas.

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Publicado miércoles, 14 de diciembre de 2016
De nuevo frente al jardín de rosas. Hacia el frente, ya sabes que se accede a la comunidad y, hacia la izquierda, tenemos las dependencias donde Elba y Celina hacen memoria de los discretos. Hacia la derecha una puerta da acceso al Centro Monseñor Óscar Romero, Instituto Teológico donde tiene su epicentro la famosa Teología de la Liberación. Así las cosas, parece que el jardín de rosas hace, también, las veces de punto de encuentro: comunidad, servicio y estudio.

Tras cruzar el hall, una calle ancha que sirve de perímetro a todo el campus, no excesivamente grande. Unos ochocientos metros, buscando la ruta más larga.

Su recorrido me genera una profunda impresión porque la inteligencia de los edificios. Sobre todo si se es sensible a estos artes, permite intuir una idea muy reflexionada en relación a los espacios y lo que se quiere generar con ello.

Delimitada la ladera, la subimos y bajamos por los costados, ponemos la puerta principal y el rectorado en la zona de menos altura y la zona de teología y la comunidad en la más alta.

Como si se tratara de la extensión de la espiritualidad de Lucas, parece sugerirse un necesario ascenso que parte de las dependencias administrativas para dirigirse hacia los edificios que albergan las ingenierías, subiendo hacia las humanidades para alcanzar finalmente los estudios eclesiásticos. Quizá esté proyectando el itinerario formativo que tuve la suerte de vivir, mezcla de circunstancias y decisiones, y que ahora, con perspectiva, me parece un regalo tan privilegiado. Pero no descarto estar conectando con las intuiciones de los fundadores de esta Universidad.

En el centro, una plaza que se hace llamar del encuentro. Con una cafetería precedida de un gran techado que alberga comensales y diálogos.

Tendrás que completar el escenario con un ejercicio de imaginación, acostumbrados como estamos a materiales relumbrantes, altas calidades, encimeras a juego de cenefas que tardan una barbaridad en llegar y que retardan la aventura de la emancipación. Elimina fuentes, juegos de agua, que este país no da para tantos lujos.

Pero incorpora una limpieza, cada vez menos frecuentada por nosotros y una amabilidad que es también denuncia a la cultura de la que procedo, al convertirse en motivo de sorpresa: me han saludado 8 personas en el último recorrido entre operarios y alumnos. Rescata los bloques de hormigón de nuestras naves industriales y los ladrillos de 12 cms, ya solo en uso en edificios previos a reforma, para constituir un conjunto insultante a nuestro presunto desarrollo. A nuestro entramado de aeropuertos inutilizados, autopistas de peaje de las que tiene que hacerse cargo el Estado y remodelaciones estériles para corregir las que tampoco fueron de utilidad.

Como alternativa, aulas que emplean la inclinación de la ladera para generar un sistema de escalones que faciliten la visión hacia la Tarima. Sí, con mayúsculas, de las de tablón de madera que ya no usamos ni para las cajas de pescado. Con un sistema de techado cuyo resultado excede de las capacidades innatas de los materiales para exprimir las posibilidades de la altura y la inclinación de los paramentos y lograr una acústica sorprendente. Que evita, también, ecos y reverberaciones abriendo amplios vanos que facilitan la ventilación y evitan el sopor por el calor y la humedad.

En silencio contemplo algo, sencillamente, brillante.

Me encantan las ideas utópicas y ambiciosas. Pero cada día valoro más las encarnadas, las que dan forma y hacen avanzar esos procesos. Aquí, no se trataba, sin más, de la idea lúcida de transformar una sociedad por vía de formación, sino incorporar todo un catálogo de creatividades que hacen que los problemas se resuelvan de manera inteligente y eficaz para hacer el sueño creíble y realizable.

Si el perímetro del campus es abarcable, el del centro de estudios teológicos es sobrecogedor. Venir a la UCA le prepara a uno para el encuentro con libros de la biblioteca de mis amores y mis lágrimas en Burgos, de personajes que uno pensó nunca conocería. El lugar donde tantos y tantos grandes de la Teología meditaron sobre la forma de encarnarla en este contexto cultural para ofrecernos a todos trazas de renovación y otros horizontes aunque fuera, en ocasiones, desde tertulias polémicas.

Mis primeras lecturas, por indicación de mi amigo Antonio Ruíz, fueron de estos profesores. El primer libro que me quitó el sueño, en el sentido estricto del término, fue escrito entre estas paredes. Incluso tengo a gala que una de mis pocas notas bajas en la carrera fuera por citar a un autor de esta facultad que no parecía ser del agrado de un profesor de cuyo nombre no quiero acordarme. Hoy pude compartir mesa con él.

Aquellas intuiciones son, ahora, regalo para todos pues suponen los cimientos de la Teología del Pueblo que es la tan valorada a través del testimonio del papa Francisco. Qué paradojas, lo que hace décadas se tildó de herético ahora causa una profunda admiración. Quizá sea el único reconocimiento posible para tantos sufrimientos.

Pues todo este hervidero de ideas, de intuiciones, se cocieron entre muros de bloques de hormigón, en apenas 4 aulas para un centenar de alumnos, hechas con materiales cuyo rendimiento excede su eficacia inicial. En un perímetro que, ni en pasos cortitos, he conseguido recorrer en más de 5 minutos.

De haberme encontrado con edificios grandilocuentes, extensas bibliotecas, atractivos laboratorios y talleres habría disfrutado con admiración del regalo. Pero encontrar que este torrente de creatividad, de ciencia, de renovación, sea un caldero de menos de 5 minutos de perímetro, me parece otro grito de Juan en el desierto para este adviento.

Entre materiales tan sencillos la grandeza tenía que ser espiritual y desplegada por grandes humanidades.

Me doy otra vuelta por el campus, en silencio. Para tomar conciencia de que si con estos medios se lograron estos efectos, con los que tengo a mi disposición el rendimiento ha de ser mucho más alto. De otro modo se convertiría en habitáculo de mediocridad. En España, con muchos más, estamos siendo capaces de bastante menos. Y no me quedo solo en el enfado que muchas veces me genera la apología de la incultura y de la vaciedad de muchos de los alumnos que conozco; tampoco su falta de arrojo y de valentía en lo que llamamos cultura de un emprendimiento, que, honestamente, solo conozco en beneficio propio. Asumo también la responsabilidad que seguramente yo no ejerzo con suficiente trascendencia. Este campus es un grito a valorar los privilegios que disfrutamos. Me comprometo a cambios.

De nuevo frente al jardín de rosas presento a Dios todas las grandes ideas con las que llenamos los entusiasmos a la espera de medidas creativas para su encarnación. Entiendo que celebrar la Navidad es emplear la inteligencia para hacer visibles las ideas bonitas.



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Publicado martes, 13 de diciembre de 2016
Recorrido el jardín de rosas, espera el lugar donde vivían Ellacuría y sus compañeros rebautizado como Comunidad de los Mártires.

A su izquierda, un pasillo cubierto con placas de cemento para proteger de las lluvias torrenciales y que apunta hacia una puerta metálica que da acceso a la zona de la Universidad. Desde allí puede accederse a la capilla y el comedor que hoy en día usan los jesuitas dejando atrás las plantas de aguacate y mango que sirven de atrio para el coro de cantos acumulados de pájaros. Por el costado del pasillo, una serie de dependencias que debieron servir para el almacenaje y servicios.

Una nueva placa discreta, junto a una de las puertas, advierte de la necesidad de volver a descalzarse. Dos nombres femeninos, Elba y Celina que, junto a los seis de los rosales, completan la trágica lista de aquél día.

Ellacuría había regresado apenas dos días antes desde España para participar en los encuentros de mediación entre la guerrilla y el ejército para alcanzar el acuerdo de paz que, finalmente, se firmaría unos meses después. Lo hizo a pesar de las advertencias y los avisos de la tensión reinante, pero consciente de la responsabilidad adquirida y de la relevancia de aquellas negociaciones. Quien sabe si su muerte no fuera el sello definitivo de aquella paz.

Los soldados quisieron construir un escenario que sostuviera la hipótesis de que los jesuitas habían muerto en el fuego cruzado entre el ejército y la guerrilla que, en la que pretendía ser la versión final, estaría alojada en estas dependencias, encubiertos por Ellacuría.

Sin embargo, las únicas huéspedes eran Elba, la mujer que atendía en las tareas domésticas de la comunidad y su hija Celina. Aquella noche debió ser especialmente amenazante y decidieron no marchar a casa por miedo a los atentados de aquellos días. La hospitalidad y acogida de los jesuitas se convirtió, paradójicamente, en motivo de su muerte.

En la preocupación por evitar los testigos, los soldados las encontraron escondidas en la tercera de las dependencias, a escasos 10 metros del jardín de las rosas.

La habitación guarda fielmente el mismo aspecto que aquella noche, salvo la limpieza cuidada de las marcas de la masacre y una pequeña figura de barro con forma de casa, de la que emerge una luz que alerta de la presencia del santísimo. Así, puede hacerse oración en un curioso "templo" de sofás de brazos en el que quedó convertido, como mínimo reflejo de lo sagrado allí ocurrido.

Las fotos del tiroteo son sobrecogedoras. Los soldados se cebaron descargando sus ametralladoras hasta desfigurar a la madre. Su hija apenas recibió disparos, pero fueron suficientes para acabar con su vida.

Desfiguraron su cuerpo pero no su vida. Truncaron dos historias pero no pudieron evitar que en su caída, la postura final fuera la de una madre que abraza tratando de proteger inútilmente a su hija, en un abrazo eterno.

Las balas no fueron suficientes como para romper ese vínculo de amor.

En la capilla están enterradas en el mismo lugar que los jesuitas, con los mismos honores y reconocimientos. Y en uno de los murales del campus, como si los padres jesuitas quisieran imitar la postura de la madre, aparecen todos los rostros de los mártires con ellas en el centro, como acariciadas y cuidadas en esa posición protagonista.

Me impresionan las vidas discretas y calladas. Los testimonios imprescindibles de quienes prefieren el anonimato. Todos conocemos el nombre de Ellacuría pero quizá pase desapercibido el valor de Elba y Celina. Sus tareas cotidianas y sencillas, eran el soporte del quehacer intelectual de un grupo de profesores quienes transformaron y transforman una sociedad con su trabajo y entrega.

Un pueblo entero, transformado, también, por el trabajo silencioso y oculto de quien terminó por unir el final de su vida a su causa.

Sentado en uno de los sofás, surge mi oración por "mis discretos". Por el personal de servicios de Comillas, siempre eficientes y sonrientes y que fueron los primeros en enseñarme que, lo de la excelencia iba en serio. Por mis admirados Germán, Diego, Jacky y tantos otros sin los cuales la parroquia sería un proyecto desencarnado. Por las personas que se encargan de la limpieza de mi calle quienes nos regalan, además, saludos cariñosos y cánticos, aunque no sean inspirados.

Y, en esta tarde (aquí), en la que no he podido estar con Luis Mari, doy gracias por ama Felisa. Una mujer a la que solo pude conocer a través de su hijo, pero con la suficiente profundidad como para necesitar sumarme a la acción de gracias. El testimonio sencillo de Alba y Celina contribuyeron a la transformación de una sociedad entera. El de ama Felisa a la de una ciudad en el Norte de Madrid a través del testimonio de su hijo, el párroco.

Cierro la puerta con el respeto, la admiración y la reverencia por un lugar que quisiera fuera también signo de mi vida. Entrega discreta y sin aspavientos. De pertenecer a alguna lista, me apuntaría siempre a ella.

Me denuncia la impresión de la sencillez de esta sala. Es posible que también me haya acomodado a mundos presididos por el reconocimiento. No sé en qué medida, pero, en tiempo de conversiones, seguro que es necesario mucho camino por delante.




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Publicado lunes, 12 de diciembre de 2016
Es posible que el adviento sea un tiempo privilegiado para visitar El Salvador. Se acumulan impresiones que convergen en el mensaje de la conversión, como en cuaresma; pero con un horizonte deslumbrante de esperanza.

Ya conoces los acontecimientos sucedidos en la UCA en el otoño de 1989 y el martirio de ocho personas asesinadas durante los años de tensión entre la guerrilla y el ejército en El Salvador.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/pueblo-de-dios/pueblo-dios-salvador-memoria-martires/2855399/

Tengo el privilegio de alojarme en la comunidad de los jesuitas en la UCA en San Salvador, en el mismo lugar en el que ellos servían y en el que fueron asesinados. Un regalo para ratificar la distancia entre saber y conocer, entre la noticia y la experiencia. La presunta seguridad de haber leído sobre el tema queda apagada por la fuerza abrumadora del escenario en el que quizá comienza uno a conocer.

Mi formación bíblica me ayudó a entender que las experiencias necesitan ser narradas. De esta forma nos ayudamos a aproximarnos al misterio que encierran.

Para las más profundas, requiero de la música o la escritura y ahora mismo mi guitarra vela armas en casa.

Así que un post se ofrece como ocasión de medir frases y encontrar los términos apropiados para que la palabra emerja sin que se rompa el envoltorio de silencio que requiere lo que se percibe como misterio.

Ayer, a las 24.00, fuegos artificiales. Por supuesto, no por la llegada de un extranjero, sino para la celebración de la Virgen de Guadalupe. Aderezo apropiado para una noche extraña donde el cuerpo no sabe si toca desayunar, comer, dormir o trabajar.

El amanecer, con sabor a aperitivo en España, inaugura un improvisado concierto de amontonados canturreos de cientos de pájaros y cotorras que, según me han informado, anuncian su marcha hasta el atardecer. En ellos mi querido Pedro sabría extraer decenas de matices, pero no puedo saborearlos en su ausencia.

Su no muy melódica sinfonía sirve de acompañamiento para la primera contemplación: la extrema sencillez.

Me temía un lugar falsamente magnificado por mármoles, cartelerías y comodidades para curiosos y visitantes.

Me cuentan que son miles durante el año pero no encontrarán aquí sino edificios construidos con bloques de hormigón, cerrajerías de aluminio que ya solo vemos en los contenedores de obras y mobiliarios que devuelven a los recuerdos en casa de la abuela.

La capilla la componen unos bancos acolchados y dispuestos en torno a un altar que se asemeja a un pupitre de escuela, generando una preciosa conexión entre el trabajo y el sacrificio como el mejor ofertorio posible. Bañado en luz, resulta un lugar privilegiado para la oración.

La sencillez me resulta acogedora. Converge con los sabios consejos de Carmen quien recomendó venir con lo mínimo y evitar, así, trasbordos y pérdidas de equipaje. En lo poco, aparece con claridad la línea que tantas veces me toca explicar en clase entre lo necesario y lo superfluo. Trae consigo el recuerdo de palabras de Vicente de Paúl y de Francisco mostrando la necesidad de la Iglesia de expresarse en estas coordenadas. La extrema sencillez se convierte, aquí, en cauce de encarnación ante una sociedad tan amenazada de pobreza. La sencillez es, aquí también, credibilidad.

La entrada, como pórtico y adorno, exige recorrer un bonito y sencillo jardín de rosales, extremadamente cuidados, y circundados por un conjunto de cóleos como el que siempre me acompañó en el seminario, regalo de mamá para que aprendiera a cuidar.

Lejos de ser mero ornamento, una roca, al fondo, con la inscripción de seis nombres, permite entender que la rosaleda es, realmente, un espacio sagrado al que hay que acercarse descalzo por ser el lugar donde fueron asesinados.

Lejos de resultar macabro, el lugar es hermoso e invita a detenerse y, sencillamente, contemplar. Las rosas, como en el principito, también hablan y ofrecen su mensaje: para entrar en lo sagrado, en lo humano, realmente; hace falta amar. Al precio que sea, hasta las últimas consecuencias. Ese es el mensaje con el que recibe esta comunidad para acceder a sus instalaciones.

Lo sabe la madre que madruga cada día y que se ve recompensada en la sonrisa de su hijo en la extraescolar del sábado; lo sabe el padre que entra y sale de la oficina de noche para reponer fuerzas en un paseo familiar por el campo en fin de semana; lo sabe la viuda que se inventa cada mañana una sonrisa para que sirva de hogar a sus hijos; lo sabe quien perdona hasta doler; el voluntario que una tarde más vuelve a superar la pereza para saborear la satisfacción a su regreso; el profesor que se adelanta al alba para inventar el ejercicio hasta entonces nunca imaginado; y el que disfruta, en silencio, con la sonrisa de la persona amada.

Estas rosas también exigen ser "domesticadas" y hacer creíble su mensaje tras la visita.

Me denuncia que la sencillez de esta comunidad llame mi atención. No resulta un valor lejano a mis búsquedas e inquietudes y, quizá, la sorpresa sea sinónimo de haberse acostumbrado a lujos injustificados.

Me denuncia la contemplación de un jardín que localiza las distorsiones que soy capaz de crearme bajo capa de presunta madurez.

La oración de sexta se convierte en privilegio por poder realizarla frente a este jardín de rosas, donde pedirle a Dios que nos ayude a entender el misterio de las espinas y la belleza de sus pétalos y que integrando estas vivencias permitamos la encarnación de Dios en nuestras vidas.

Como si fuera la de Juan, las voces de las rosas claman en el desierto.



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Publicado lunes, 5 de diciembre de 2016
Una breve explicación sobre los límites planetarios por uno de los investigadores que lideran el grupo de investigación que nos ofrece este modelo.

La teoría plantea que el problema del medioambiente no es solo el CO2. Tenemos que estudiar un sistema más complejo en el que se pueden reconocer 9 parámetros a cuidar. ¿Cuántos conocías?

https://www.ted.com/talks/johan_rockstrom_let_the_environment_guide_our_development?language=es
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Publicado domingo, 4 de diciembre de 2016
Conferencia de Manuela Carmena sobre el significado y el alcance de las propuestas de las políticas del cuidado.

https://www.youtube.com/watch?v=zWO6LSudKzI
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Publicado sábado, 3 de diciembre de 2016
Ponencia de Javier Barbero explicando el concepto de cuidados aplicados a la gestión de la ciudad.

https://www.youtube.com/watch?v=QP3a9c9ttVg
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Publicado viernes, 2 de diciembre de 2016
He podido compartir una jornada de trabajo con un grupo de trabajadores del ámbito social de la familia vicenciana.

Una grata experiencia y una día sugerente  y lleno de vivencias bonitas.

En los próximos días les ofrezco materiales para seguir trabajando sobre la relación entre Laudato Sí, el cuidado y la espiritualidad, más en concreto la vicenciana.

Para comenzar, siendo viernes, un par de películas muy sugerentes sobre el tema. Un proyecto que persigue generar reflexión mediante la imagen, el sonido y la contemplación de belleza.

Baraka.
https://www.youtube.com/watch?v=wkaISwZoqpE

Samsara
http://www.disclose.tv/action/viewvideo/150458/Samsara_HD/

http://www.barakasamsara.com/


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Publicado jueves, 1 de diciembre de 2016
Muy apropiada para adviento.

Reflexión del monje benedictino David Steninl.

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Publicado miércoles, 30 de noviembre de 2016
Un tercer punto de vista.

Un análisis de la desigualdad económica en España desde una voz acreditada: Luis Ayala.

Páginas 47 y ss.

https://www.accioncontraelhambre.org/sites/default/files/documents/32.pdf
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Publicado martes, 29 de noviembre de 2016
Me preocupan las noticias que no aparecen.

O reflejan desidia, o reflejan egoísmo, o intereses larvados.

Un ejemplo de aquello que no llega.

http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php/2016/11/25/africa-la-maldicion-de-la-fragmentacion
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Publicado lunes, 28 de noviembre de 2016
Según este otro estudio, sí parecen verosímiles las hipótesis de Cáritas y de las asociaciones del tercer sector.

Que nadie caiga en la tentación de despreciar el debate bajo la escusa de la prensa tendenciosa, o las manipulaciones de los medios. El tema es de relevancia y nos jugamos mucho. Y en la discusión todos los inteligentes aprenden.

http://www.elconfidencial.com/economia/2016-11-25/desigualdad-pobreza-renta-ingresos-ocde-indice-gini-tasa-de-pobreza_1295053/
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Publicado sábado, 26 de noviembre de 2016
Erase una vez un directivo de banca con el corazón lleno de verdades y lleno de sueños.

Las verdades le mostraron un camino de salida. Incierto, nebuloso, amenazante... como sus amadas montañas pirenaícas en las que las rodillas dejan de ser vacilantes y se robustecen.

El montañero no es un ser solitario, motivo por el que quiso que su travesía hacia la tierra prometida de un nuevo empleo fuera compartida.

Mientras creaba su nuevo proyecto empresarial quiso que otros comprendieran que el paro no es condena sino un trabajo peculiar: «vuestro trabajo, y de 8 horas diarias, es encontrar empleo».

Ya son tres años de la Lanzadera de Talento. Un proyecto de vocación eclesial, que tiene sus raíces en la eucaristía que exige enfrentarse a las causas de la pobreza y la injusticia, que encuentra en la meditación y la oración, la fuente en la que sostener sinsabores y miedos paralizantes.

Un proyecto que refleja a una iglesia que trabaja con exigencia, de manera discreta, sin aspavientos ni reclamos ideológicos. Cuyo testimonio es la cercanía, la comprensión, la eficiencia, la lucidez y el signo de proyectos creíbles.

Ayer el Ayuntamiento quiso premiar los esfuerzos. Que nadie los entienda como personales porque el protagonista los rechazaría. El premio solo adquirirá sentido en su gramática: como mucho, el liderazgo de un proyecto de muchos, de encuentros, de esfuerzos solidarios, de comunidad.

Me alegro por el premio. No por el montañero, porque los merecería de más renombre por sus capacidades profesionales. Y los más relevantes, los tiene concedidos a diario en su hogar y en las calle en cuanto sus amigos tenemos ocasión de expresarlo.

Me alegro porque este premio es reconocimiento a la Iglesia que soñamos. Callada, discreta, de desiertos que deben ser recorridos con mucho y exigente trabajo. En la que predican los que se acercan, no tanto quienes la habitan. Estos, lo hacen con su oración, con su cercanía y haciendo verdad que el amor es creativo hasta el infinito, especialmente con los más necesitados.

Desde la cima de una montaña, siempre aparece otra que pueda ser recorrida. En el corazón, la sabiduría de las verdades que lo eran y el aprendizaje de la última ascensión. Las rodillas, preparadas para otro ascenso. Los sueños, más fuertes que nunca.

https://lanzaderadetalento.com/
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Publicado jueves, 24 de noviembre de 2016
Con motivo de la recepción del Premio Príncipe de Asturias, Leonard Cohen ofreció un bellísimo discurso -ejercicio sublime de narratividad y de elegancia- para mostrar el alcance de la memoria como práctica de la gratitud.

Todo, en 5 minutos.

https://www.youtube.com/watch?v=Zzyw075cOSE

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Publicado miércoles, 23 de noviembre de 2016
Se trata de un baremo que sirve para medir la desigualdad.

https://www.youtube.com/watch?v=4_P3Dxs16lc

Mi amigo Quique, inteligente, iluminador y siempre provocativo, me hizo llegar ayer un interesante artículo que discute con las hipótesis que sostienen las asociaciones del tercer sector -también Cáritas- acerca de la desigualdad como principal problema en el contexto actual.

http://elpais.com/elpais/2016/11/02/opinion/1478079292_689770.html?id_externo_rsoc=whatsapp

La discusión está hecha para acoger otras voces y para enriquecerse con ellas. Discutamos.


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Publicado martes, 22 de noviembre de 2016
Esta mañana uno de mis alumnos me ha dado a conocer la página web de los dominicos, que yo no conocía, y una película muy interesante sobre Fray Antonio de Montesinos y la defensa de los derechos de los aborígenes.

Me parecen dos recursos privilegiados. El primero para el conocimiento y la lectura. El segundo para meditar en un tema tan relevante, así como recurso pastoral.

Página web.
http://www.dominicos.org/grandes-figuras/personajes/anton-de-montesinos/tambien-la-lluvia

Película.
https://vimeo.com/43191063

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Publicado lunes, 21 de noviembre de 2016
Mi compañero Juan Iglesias, del Instituto de Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas ha publicado un artículo este fin de semana sobre líneas de actuación en relación con la integración de migrantes.

http://politica.elpais.com/politica/2016/11/17/actualidad/1479396830_643814.html
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Publicado sábado, 19 de noviembre de 2016
Como todo gigante ha de ser derrotado a pedradas. Conscientes de las posibilidades de tan pequeño proyectil pero, con mayor motivo, más enérgicas y certeras.

En la parroquia tiramos todas las posibles. Desde luego no a tontas y a locas, pero a este gigante tan abrumador y causante de tanto dolor hay que atacarle siempre que sea posible.

La Lanzadera de Talento es un proyecto que ya cuenta con un recorrido de tres años y que quiere ser un impulso y un estímulo para aquellos cuyo trabajo consiste, ahora mismo, en encontrar empleo.

Sus pequeñas piedras fueron valoradas por el Ayuntamiento y trabajamos en estrecha colaboración con ellos.

El próximo jueves organizan un evento dirigido al tejido empresarial con objeto de dar a conocer los esfuerzos y trabajos y, sobre todo, los perfiles de las casi 30 personas vinculadas ahora mismo a esta búsqueda de empeño.

Y el viernes, preparamos la siguiente pedrada.


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Publicado martes, 15 de noviembre de 2016
Ayer se presentó en prensa el último informe sobre libertad religiosa.

Las conclusiones no son halagüeñas.

http://religious-freedom-report.org/es/home-es/

Han preparado un vídeo explicativo.

https://www.youtube.com/watch?v=HAcVksBhAUU&feature=youtu.be
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Publicado lunes, 14 de noviembre de 2016
Seguramente muchos ya le conoceréis, pero yo no dejo de admirar este tipo de vidas.

Cada día tengo más dudas sobre el alcance de la categoría «discapacidad». Con el paso del tiempo me parece que la verdadera pregunta es acerca de cuál es la mía.

https://www.youtube.com/watch?v=73g_WNJJG7c
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Publicado sábado, 12 de noviembre de 2016
Ayer se sucedieron dos conversaciones que convergían, en los elementos de profundidad, en la relación de los cristianos con la política y su presencia en ella.

El tema es largo y complejo. Pero, para quien esté interesado en meditar sobre la cuestión, pueden servirle estas referencias.

Alguien podría esperar de este post una serie de valoraciones y de recetas frente a esta invitación a leer. Quizá el primer compromiso del cristiano ante esta política sea esa: completar el vacío de lectura y pensamiento.

Julián Marías: los cristianos ante la política.
http://elpais.com/diario/1976/12/07/opinion/218761209_850215.html

Pablo VI: Cristianos y vida pública.
http://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_letters/documents/hf_p-vi_apl_19710514_octogesima-adveniens.html

Sencilla introducción a la «democracia cristiana».
http://redisa.ucla.edu.ve/Diplomado%20Liderazgo/2do.%20M%C3%B3dulo%20Liderazgo/Democracia%20Cristiana.pdf


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Publicado jueves, 10 de noviembre de 2016
En estos días me han preguntado en varias ocasiones por el populismo como concepto político. Hay coincidencia en la dificultad de precisar una categoría polisémica y ambigüa.

Este artículo me gusta por lo sencillo y manejable, al tiempo que acertado en las valoraciones.

Quizá pueda ser de ayuda para quienes quieren comprender mejor el fenómeno.

http://biblioteca.itam.mx/estudios/100-110/103/RobertoGarciaJuradoSobreelconceptodepopulismo.pdf
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Publicado miércoles, 9 de noviembre de 2016
Me han preguntado varios alumnos por el sistema de elecciones y su significado.

Este resumen está muy bien hecho.

http://www.eleconomista.es/especiales/elecciones-estados-unidos/sistema-electoral.php
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Publicado domingo, 6 de noviembre de 2016
Comparto una reflexión de Carlos González. Maestro para mí en el vínculo entre trabajo y crecimiento personal.

http://capitalhumano.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?params=H4sIAAAAAAAEAMtMSbF1jTAAAkNDUwsTC7Wy1KLizPw8WyMDQzNDA0MLtbz8lNQQF2fb0ryU1LTMvNQUkJLMtEqX_OSQyoJU27TEnOJUtdSk_PxsFJPi4SaUJCYV-2QWl9h6AAnHdLf8olxVIxMAhm6XXHoAAAA=WKE
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Publicado sábado, 5 de noviembre de 2016
Cada día me gusta más la historia y la actualidad, últimamente, nos ha invitado a girar la cabeza para entender nuestros símbolos.

Muy recientemente, la famosa Cruz de Borgoña.

http://www.expansion.com/economia/politica/2016/10/27/5811c1dc46163fed6f8b4596.html
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Publicado viernes, 4 de noviembre de 2016
«¿Ves, Momo? A veces tienes ante ti una calle que te parece terriblemente larga que nunca podrás terminar de barrer. Entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle sigue igual de larga y te esfuerzas más aún, empiezas a tener miedo, al final te has quedado sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Entonces es divertido: eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser. De repente, se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta de cómo ha sido, y no se queda sin aliento».

Michael Ende. Momo
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Publicado miércoles, 2 de noviembre de 2016
El capítulo 18 del libro del Génesis recoge un trascendental pasaje al que casi nunca se le ofrece la relevancia necesaria.
Abraham y Sara ya han recibido la promesa de una gran descendencia, pero aún no se ha ejecutado. El autor del relato presupone que queda una "última prueba". Esta llega sin previo aviso. Abraham descansa en la puerta de la tienda. El autor señala que a la hora de mayor calor para reforzar la situación de dificultad de tres exóticos personajes que se dirigen por un camino que, por el contexto del relato, debería acabar conduciendo hacia Sodoma: el icono de todos los valores contrarios al judío.
En la tensión entre el significado de Sodoma y el del calor, el corazón de Abraham se inclina hacia el segundo y ofrece una cálida acogida a los tres caminantes. El texto quiere, así, generar un interrogante por las motivaciones de Abraham. Su condición como peregrino, sabedor de las inclemencias del camino y sus exigencias genera un lenguaje común por encima de identificaciones étnicas o nacionales.
La acogida se torna fiesta. Abraham sacrifica un ternero cebado y prepara la mesa. En el transcurso de la cena los tres viandantes se convierten en mensajeros de Dios: Isaac nacerá, la acogida era la última exigencia para que la bendición de Dios se desatara definitivamente. Así, en Mambré, el encinar es el espacio en el que la voluntad de Dios puede cumplirse con la colaboración humana unidas en el proyecto más bonito que puede ser vivido.
Desde entonces han crecido muchos encinares, no solo ya en Mambré. No tantos como los que son necesarios pero aseguran que la voluntad de Dios puede cumplirse por la disposición del espíritu y de las actitudes de quienes los regentan.
Cada parroquia debería ser un encinar, pero hay aún algunos eriales y no en todas hay suficiente sombra, pero en ello estamos. Y en movimientos, casas, comunidades religiosas, van brotando las encinas donde cobijarse y disfrutar.
En nuestra peregrinación hemos recorrido muchos encinares. En La Línea de la Concepción, uno especialmente sobrecogedor. JMV es una asociación laical juvenil que procura la formación de sus socios en el carisma de Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, que busca encontrar a Dios en la experiencia de la lucha contra la pobreza.
Y lo cumplen. Allí pudimos conocer la escuela de verano en la que acogen a más de 80 niños del barrio de la Atunara que ya es menos deprimido, en parte, por su gran esfuerzo en estos últimos quince años.
Por la tarde pudimos conocer el proyecto "Cerca del Hogar" que hace del encinar un hogar para los menores que cruzan el estrecho en patera. Allí pudimos conocer los doce intentos de Mohammed y las historias de Nordin y Mohammed que requieren su espacio propio.
El proyecto y el trabajo realizado es deslumbrante pero es más comprensible pasando un día con ellos que con la mera visita.
Nos recibe Virginia, que años atrás fue parte de esta comunidad y que estos días estaba de paso. Como la casa es común, se siente autorizada para conducirnos hacia donde nuestro alojamiento. Bastaron unas llamadas de teléfono para encontrar su aprobación en las fechas previas a la actividad y, en nuestra preocupación por molestar lo menos posible creamos los únicos y enternecedores desajustes: el primero, encontrarnos unas salas con unas cómodas literas cuando habíamos pedido una sala para sacos y esterillas. Despertaron un espontáneo grito de júbilo en los peregrinos quienes, tras una noche en autobús, estaban mejor capacitados para valorar el lujo de un colchón.
El segundo, tener que desayunar por segunda vez. Nosotros veníamos con un café y magdalena en el primer bar abierto. Ellos lo tenían preparado como exigencia de su vocación hospitalaria.
La cercanía, el cariño, los gestos de naturalidad, la implicación de todos los participantes en el proyecto, su interés y preocupación se convierten en denuncia. En un encinar hay muchas cosas que hacer y que son necesarias. Y es posible que, con la mejor intención, el encinar deje de serlo por querer conservarlo y dejar pasar a los viandantes cercanos.
Nuestros chicos se suman a la zumba de los acampados y a los talleres de trabajo organizados. Luego nos marchamos a Tarifa.
A nuestro regreso se percibe animación y mucho ruido de cacharros en la cocina. Me extraña dado que los acampados marchan tras la comida y, entonces, de nuevo la idea del encinar me hace alcanzar una intuición.
Queda corroborada al ver que Fatiha, una de las cocineras, dirige las maniobras que conduzcan hacia un típico cous cous marroquí. Me produce hasta cierto sonrojo. Están preparando una cena especial, porque sí, porque hemos venido a visitarlos, por poder estar juntos, en un exceso de generosidad que no puede dar con otro sentido sino el de ofrecer la misma acogida que Dios querría. Se han acercado muchos de los migrantes que vivieron aquí su primera etapa de acogida y que años después siguen sintiéndola como su hogar, acreditando la legitimidad del nombre del proyecto.
Compartimos un diálogo de experiencias, compartimos la mesa y compartimos alegría y amistades recién estrenadas.
Por la mañana, como ya me esperaba, rechazaron cualquier tipo de compensación económica, ni siquiera bajo razón de bienes compartidos: sería devaluar el significado de un encinar.
Aún el día siguiente, camino de Melilla, llamadas para interesarse por la marcha de todo.
Nos vamos impresionados por la transformación social que un centro puede llegar a provocar en una barriada con proyectos certeros, tiernos y exigentes. Nos vamos sobrecogidos por conocer la casa de tantos emigrantes que han logrado encontrar el impulso y el calor que necesitaban para encontrar su trabajo, emprender su negocio y saber que allí siempre serán llamados por su nombre. Nos vamos conscientes de que hemos contemplado a Dios en este encinar y sus habitantes.
Nos llevamos el reto y la obligación espiritual de hacer crecer nuestro encinar en Tres Cantos.

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Publicado martes, 1 de noviembre de 2016
El jueves 11 de agosto amanecimos en Melilla para completar nuestra panorámica sobre estas periferias. En un escenario que se antoja exótico para el recién llegado de la península por el mestizaje y el colorido de las cuatro culturas presentes en la ciudad.
               Mañana para visitar el CETI (Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes) y tarde para un peculiar “retiro-paseo” por la valla que hace las veces de frontera entre España y Marruecos: no nos equivocamos en la elección.
               Hay cuatro pasos fronterizos entre Melilla y Marruecos. El de Beni-Enzar es uno de los más transitados de toda África y es un enjambre de coches, bicicletas, peatones y situaciones variopintas. El llamado del “barrio chino” ofrece un terrible espectáculo los días en que las porteadoras vienen desde Marruecos arrastrando sus fardos con los productos con los que ganan su vida en la compra-venta, con cargas que podrían ser excesivas hasta para un mulo. El más al norte, el de Mariouari, permanece cerrado durante el verano y es accesible solo durante el curso escolar para facilitar el tránsito de niños marroquíes escolarizados en Melilla. Más o menos a la mitad de la valla, el de Farjana, permite el tránsito hacia la población del mismo nombre que es aneja a Melilla. Lo escogimos como inicio para nuestro retiro-meditación.
               Para acceder a él es necesario alcanzar el CETI, por lo que en el viaje de la tarde nos resultó casi conocido. Frente a la puerta de acceso al CETI se abre un grotesco y doloroso espacio: un campo del golf. Los jugadores han de ser certeros dado que un mal pat daría con las bolas en Marruecos. La valla sirve de fondo para un tupido césped verde que contrasta con el gris y la suciedad de la población marroquí, al otro lado de la valla, cuyas calles son de arena. La calle se va aproximando hacia el paso fronterizo al mismo ritmo que incrementan los descampados, no exentos de basura, mientras se flanquean los linderos del campito de golf. El contraste dio lugar a una famosísima fotografía de José Palazón, activista y fotógrafo, quien logró la terrible instantánea de los jóvenes subsaharianos subidos en lo alto de la verja, como suerte de improvisado público para los golfistas. No pudieron acompañar su destreza con aplausos dado que habrían caído de su refugio.
               El tránsito por esta calle me genera repulsa. Y una sensación creciente de frustración y rabia por lo grosero del contraste como icono de las profundas desigualdades entre sociedades tan cercanas.
               En la puerta del paso de Farjana, se acumulan los vendedores ambulantes de fruta y otros productos. En este punto, seguir hacia el sur es aproximarse a las instalaciones del aeropuerto. Nosotros los hacemos al Norte, hacia el mar, por el arcén de una carretera que recorre en paralelo la valla hasta su fin.
               Los primeros metros imponen un silencio súbito entre los peregrinos sin necesidad de acuerdo previo: basta la fuerza de lo que observamos. Técnicamente, cuatro verjas. Una primera de unos 2 metros de alto presidida por las famosas concertinas que no son sino una hilera de cuchillas imponentes. La segunda, la más alta, unos cuatro metros, con las barras inclinadas hacia suelo marroquí para dificultar su acceso. La tercera, algo más esbelta genera angustia por el cúmulo de barreras mientras uno no puede evitar empezar a diseñar una teórica estrategia acerca de cómo podría ser salvada semejante muralla. Una cuarta, completa el conjunto con los fosos intermedios. Cada ciertos metros, unas puertas permiten el acceso a las zonas interiores, se entiende que para rescatar a los heridos, aunque es posible que también en ocasiones para practicar las “devoluciones en caliente”.
               Me dicen que la visita a Auswitch impone un silencio profundo que da acceso a una profunda emoción en la que uno parece poder empatizar con el sufrimiento allí vivido. Creo que me impresionará menos cuando tenga ocasión de conocer aquello. Nuestros jóvenes marchan de forma desordenada seguramente por la participación en este sobrecogimiento. Aquél se echa las manos a la cabeza mientras camina despacio. Otro mira hacia atrás tratando de hacerse cargo de los cientos de metros geométricos con el horror de estas vallas. Otro se ha detenido con la mirada perdida.
               Se ha puesto cuidado en la limpieza de las vallas eliminando los restos de pasados asaltos. Pero la extensión de tan grande que es posible reconocer alguna prenda y sus girones y alguna zapatilla perdida. El resto, plásticos que el viento ha ido arrojando contra esta red.
               Si uno cierra los ojos, el lugar es tan elocuente que parece posible imaginar los gritos y el nerviosismo en estas vallas. La angustia desesperada de los emigrantes, dispuestos a pagar el precio que sea necesario; y la tensión de los guardias civiles encargados del rechazo de la avalancha: no quisiera que esta tarea le tocara a ninguno de los muchos amigos que tengo en el cuerpo; me consta que la tensión entre el deber que ha de ser cumplido y la compasión por las circunstancias de los emigrantes puede llegar a ser insufrible. El sábado, en Nador, nos presentaron a un chico con doble fractura en la pierna, fruto de los golpes de las porras, que fue devuelto por una de estas puertas al grito de “ya te curarán en Marruecos”. Esta es la realidad contemplada en este viaje y ojalá Dios conceda el consuelo a quien fruto de la situación puede llegar a perder los más humano de un corazón con estas expresiones. Me niego a pensar que es el sentir de la mayoría de los guardias civiles. 
               Una pareja de ellos se acerca, catorce personas por esa carretera no debe ser en exceso habitual. Nos preguntan sorprendidos y no acaban de entender un viaje desde Madrid para conocer este sitio. Dos kilómetros más arriba, nos los volvemos a encontrar. Con exquisita cortesía nos indican la forma más rápida de volver a casa. Quizá ya con tiempo de valorar lo un viaje así expresa de renuncia para un grupo de jóvenes frente a ofertas como la playa o un crucero.
               El paseo por la valla se hace en estado de indignación. Entiendo las fronteras. Creo en ellas. Valoro su utilidad y no partir de estos modelos de gestión política es navegar en las irresponsabilidades. Pero este es uno de los pocos lugares que recuerdo en los que he sentido vergüenza de mi país. No reconozco en él nuestros valores, nuestra hospitalidad, nuestro carácter acogedor y festivo. No puedo evitar el rechazo y la queja por no encontrar alternativas igualmente eficaces y más honrosas a la gestión de esta frontera.
Y el campo de golf, me resulta, sencillamente insultante, un icono bochornoso, una provocación indecente. Seguro que era la ubicación más apropiada pero, con todos los respetos, hay espacios que no pueden ser prostituidos por la carga de dignidad que encierran dado el sufrimiento almacenado. Lo prohibiría inmediatamente como lo haría con la construcción de un casino para amenizar las visitas a los campos de concentración polacos.
               Un divertimento artificioso, en el norte de África, que expresa el culpable olvido con los países en vías de desarrollo. Aquí, para colmo, los participantes tienen que contemplarlos si quieren seguir el rastro de sus bolas.
               Nuestros jóvenes hace minutos que no articulan palabra. Solo contemplan con horrible admiración e inmenso respeto el espectáculo de la valla.
               Desde la cima de la primera loma, hacia el Norte la mirada recuerda a la Gran Muralla china por la longitud que se pierde en el horizonte. Hacia el Sur, la valla completa el macabro bodegón con el campito de golf. 

Al girarme en esa dirección, me alcanza el último de los jóvenes que cierra la fila. Viene llorando, sin pronunciar palabra, buscando en el retraso un espacio de intimidad: ha comprendido dónde estamos.

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Desde la popa del Ferry se toma conciencia de la inmensidad y de la pequeñez. Llevamos más de 5 horas sin divisar otra cosa que horizontes con una panorámica que escapa de la monotonía por la inmensa gama de tonalidades del mar y por el maravilloso juego de luces entre el sol y las nubes.
A nuestro paso vamos generando un rastro que parece por momentos una inmensa alfombra de colores turquesas verdaderamente evocadora.
Un regalo de viaje que estamos disfrutando como niños que se estrenan ante lo desconocido: la rampa de embarque, el garaje para los vehículos, la elegancia de los salones, la cantidad de espacios y diversiones posibles, una piscina y un solárium para amenizar las horas si por un rato uno necesita recuperarse de la borrachera de belleza en cubierta. Una verdadera experiencia de disfrute.
En las conversaciones espontáneas, coincidimos en dos paradojas: tratando acercarnos a la experiencia de los migrantes, lejos de ir en patera hemos acabado en un crucero de verdadero lujo. Pero, a la luz de las palabras de nuestros amigos migrantes, es imposible que el mar no despierte la imaginación tratando de intuir la experiencia en una patera. 5 horas a velocidad de crucero sin ver nada, horizontes, mar, agua y nada… 6 horas para cruzar un mar que, efectivamente, no era tan benévolo como ayer podríamos querer percibir.
Hay otra diferencia entre nuestro pasaje y el de un migrante en la patera. El nuestro ha costado 35 euros. El puesto de una patera no vale menos de 50 euros. Si uno quiere salirse de la gama de lanchas de goma no será por menos de 100. Si aspira a algo más cercano a lo que, en condiciones normales llamaríamos barquita, nos vamos a los 600. Con todo, las barcas que este Ferry porta, para un eventual salvamento, reúnen mejores condiciones que el catálogo descrito.
85,60 mm x 53,98mm 9x5 cms. Son las dimensiones de una tarjeta con poderes mágicos. La tenemos guardada en la cartera durante la mayor parte del año sin hacer uso de ella. Por supuesto, sin reparar en la suerte de contar con ella.
Lo hacemos llamar DNI y es el único requisito para poder subir a este lujo de barco. Nos la han pedido para embarcar y solo con mostrarla se han abierto todas estas posibilidades a 35 euros. No nos han preguntado si hemos ido a votar o no, como mínimo ejercicio de responsabilidad con el país al que pertenecemos. No nos han preguntado si evadimos impuestos o cumplimos con las obligaciones fiscales. No nos han preguntado si hacemos voluntariado o participamos en actividades para el bien social, o simplemente adoptamos una posición de ciudadanía pasiva y parasitaria. No nos han preguntado qué estaríamos dispuestos a hacer por nuestra familia y si seríamos capaces de arriesgar lo que fuera por cruzar los mares que conducen a mejores oportunidades. No nos han preguntado si vivimos preocupados por las urgencias y dolores de otros o si simplemente estamos condenados en nuestro propio egoísmo.

Simplemente somos portadores de la tarjeta mágica de 9x5. Y esa suerte, que no hemos escogido, marca la distancia entre la tumbona en el solárium del Ferry, y el remo en la barca hinchable que es el grotesco ataúd para tantas personas.





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Publicado domingo, 30 de octubre de 2016
Se suceden las experiencias y emociones. Tras la contemplación del Mirador descenso, hasta Tarifa para orar por los muertos en las pateras y regreso a La Línea. Allí nos esperaban los amigos del centro Contigo para regalarnos hospitalidad con una fiesta marroquí.
               La mañana ha sido de viajes hasta Málaga para embarcar en el Ferry que nos trae hasta Melilla, pero esto será para otros pensamientos en alto.
               Ya os he contado, en varias homilías, el significado del 12 para entender algunos de los pasajes bíblicos. Habla de universalidad, de totalidad, de plenitud… Pero ayer adquirió un nuevo matiz que incorporaré, creo en próximas explicaciones.
               Mis alumnos sabrán de Mohammed, a quien conocimos ayer y que fue el teólogo que me ayudó a descubrir este matiz verdaderamente relevante.
               Es ahora un pastelero satisfecho de sus logros y su itinerario y que siente el proyecto Contigo como su casa. La frecuenta para saludar y compartir con la familia que la vida le trajo y para celebrar con ellos momentos significativos. Ayer, para participar en la fiesta con la que nos obsequiaron y regalarnos su testimonio.
               Es subsahariano y partió de casa con 16 años. Con diecisiete ya cumplidos logró cruzar en patera. Al ser menor lo derivaron a este centro en el que aprendió un fluido castellano, donde descubrió un país con el que dice sentirse identificado y satisfecho y ha hecho de la sonrisa, la alegría y el desparpajo, su tarjeta de presentación.
               Supera cierta timidez y la presencia de casi treinta contertulios con recursos impostados reclamando preguntas que contestar lo que adorna el testimonio de cierta gracia generando una inmensa ternura.
               Su sencillez se hace envolvente y el oyente tiende a participar de la tranquilidad del discurso que invita a relativizar la experiencia vivida si uno no es capaz de leer entre líneas. Hasta que, de forma involuntaria, se desliza un simple dato que genera un inmenso silencio en quienes lo acompañábamos, hasta el punto de que el sobrecogimiento se hace audible: era la decimosegunda vez que lo intentaba.
               Tengo que reconoceros que no tengo, menos de 24 horas después, capacidad de abarcar la profundidad del dato. He tratado, esta mañana, en un par de ocasiones, acercarme a los detalles de esos tránsitos haciendo uso de la imaginación. Él continuó su relato sin detenerse en los detalles de los 12 intentos. Solo que cada uno de ellos fue interceptado por la policía costera, quien los devolvía sistemáticamente. Pero sin explicar cómo resolvió detalles que sí conozco por otros relatos: cómo se obtiene el dinero para comprar 12 veces el pasaje de una patera; cómo se supera, hasta en 12 ocasiones, el pánico a un mar oscuro y peligroso; cómo se vence, hasta en 11 ocasiones, la frustración por un sueño roto…
               En el viaje en coche de esta mañana Alex meditaba en alto “Yo no sé si he intentado hacer algo hasta doce veces”. Su reflexión ha generado una intuición: incapaz con la imaginación, he empleado la memoria tratando de rebuscar algo que haya intentado hasta por 12 veces y, entonces, se ha abierto la inmensidad del significado de este número.
               Es posible que la inexistencia de recuerdos explique mejor el valor del 12 y se ofrezcan respuestas para alguna de mis preguntas. Quizá hay logros no alcanzados porque me detuve en el tercer o cuarto intento. Quizá mis logros no sean tanto porque no necesitaron de más de 3 ó 4. Quizá me haya contagiado de la dinámica utilitarista que hace abandonar lo inútil o lo que no parece alcanzable. Quizá llame sueños a lo que soy capaz de lograr y no a lo que podría hacerme crecer. Quizá las cosas de Dios estén veladas tras no menos intentos de 12. Quizá por eso nos habla del 70 veces 7.

Me quedo con ganas de probar sus pasteles, pero me llevo la dulzura de su testimonio y un canto imborrable a la esperanza: cruzar el mar, alcanzar el sueño, estaba detrás de los doce intentos. 
En la pared del centro Contigo una frase que expresa la espiritualidad de Vicente de Paúl.A mi regreso tengo que reemprender alguno de los sueños abandonados.




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Si un día te acercas por tierras gaditanas, en la carretera que une Algeciras con Tarifa podrás disfrutar de un enclave privilegiado. Responde al nombre de “Mirador del Estrecho”. Dudo que la fotografía tenga capacidad suficiente para describir la sobrecogedora panorámica que se ofrece a quien se separa solo unos metros de la carretera. En cualquier caso, si logra emocionarte es que estás muy cerca de lo que hemos vivido esta tarde.
               Tras la comida de ayer nos dirigimos a la Fundación Pueblos Unidos, de la Compañía de Jesús, y tuvimos el privilegio de compartir un par de horas con el que es su director y, simultáneamente el capellán del CIE de Aluche. Por la densidad de lo vivido le haremos hueco en otro post: corren más las experiencias que la capacidad de ser narradas.
               Hubieran sido más horas pero nos esperaba un autobús que nos llevó en un largo y no muy cómodo viaje hasta La Línea de la Concepción. La incomodidad era parte de la previsión para compartir, aunque mínimamente, las circunstancias de quienes llegan a nosotros.
Nos recibió, a las 5.00 am, la imponente imagen del Peñón de Gibraltar. Primero para susto y asombro de alguna quien divisaba unas luces sin referencia alguna de a qué pudieran corresponder por su altura. Unos pasos más atrás, el perfil del peñasco nos hizo entender que no eran sino las antenas de comunicación que coronan su cima.
A la 5.00 de la mañana hay muy poco que hacer en casi todos los lugares pero al menos en la Línea hay playa que se convirtió en lugar de improvisada cabezada. Imagino, que hicimos como muchos otros de los migrantes.
               La playa se tornó en un privilegiado juego de luces y colores con el espectáculo del amanecer en el mar. El último rato nos sirvió para poder orar a Dios con las laudes, antes de que el sol se nos ofreciera definitivamente. Desayuno y acogida en el proyecto Contigo, de la familia vicenciana, del que os hablaré en próximas ocasiones.
               Ahora todo lo eclipsa la imagen del estrecho. Si frecuentas las rías gallegas, conocerás media docena de ellas que ofrecen más distancia entre sus márgenes. Incluso vienen a mi memoria algún que otro pantano que podría ofrecer una imagen análoga.
               La panorámica es verdaderamente bella, pero se hace especialmente hermosa por el significado simbólico que encierra.
               14 kms marcan la distancia entre la Europa de las oportunidades y el África de las dificultades. 14 kms separan las primeras economías del mundo de muchas de las que ocupan los últimos lugares. 14 kms quieren ser distancia suficiente para frenar los sueños de muchos: es verdaderamente imposible.
Desde el mirador la distancia se hace grotesca. Desde aquí África no se ve, se palpa. Hacia la izquierda pueden incluso contarse los edificios de Ceuta. Justo en línea recta se intuyen los barrios de Tanger. Entre ambos se pueden contar las viviendas en una de las laderas. A nuestra derecha una inmensa duna, la playa de Tarifa, que convendréis conmigo que mejor merece ser llamada la playa a la que arribaron René y Víctor.
               Desde el mirador impone la cercanía. África no es allí. Es indudablemente aquí. Su proximidad suscita una terrible paradoja en la que reside la verdadera belleza de esta imagen.
Las emociones hacen sentir que la otra orilla está aquí, al alcance, incluso sugiriendo tentativamente que se trate de algo sencillo se cruzar. En la reflexión de la noche todos reconocimos que pasó por nuestra mente una idea engañosa: no parece tan difícil de salvar.
               Sin embargo, la razón invita a sospechar que deben ser muchas las dificultades que no son posibles evaluar desde nuestra posición privilegiada. El mar parece en exceso tranquilo desde este punto. No estamos contando con la fuerza del viento y de las corrientes. Todos los amigos que hemos conocido nos han hablado del mar como algo peligroso…
               Contemplando el estrecho he recordado las discusiones con mis alumnos de moral: qué es la libertad sino la terrible paradoja y la dramática ocasión de evaluar los sueños a cumplir y los que son engaños para el protagonista.
               La imagen del estrecho pone palabra a mi biografía: un conjunto de momentos en los que hubo que evaluar el riesgo: La ocasión no está allí, está aquí. ¿Cómo dejarla pasar? ¿no es la mediocridad sino la constatación del envejecimiento de los sueños? ¿puede vivir una persona, una sociedad sin asumir riesgos?
               ¿Y si no los estamos evaluando bien? ¿y si la cercanía son los acordes de los cantos de sirena de las realidades que no queremos asumir?
               Desde el mirador se entiende que un africano cruce el estrecho. Incluso podría decirse que no hacerlo sería la peor de las cobardías si uno tiene familia a su cargo. Al otro lado, no allí, sino aquí, están las ocasiones de futuro para el estudio de unos hijos, para una casa más grande o un coche nuevo. O, aún peor, la ocasión de operar a la abuela, el tratamiento para salvar la vida de un amigo cercano. ¿Pero cómo no cruzar?
               Y, sin embargo, desde la distancia cómoda de un mirador, la experiencia asegura que no estamos evaluando convenientemente las dificultades. Hacerlo es la distancia entre la descarada juventud y la madurez.
               El equilibrio es inestable. Contemplando el mirador doy gracias a Dios por las ocasiones en las que evalué como posible salvar 14 kms de mares laborales, familiares o existenciales: constituyen el patrimonio de mis éxitos. Contemplando el mirador se clavan como espinas los recuerdos de las ocasiones en las que la valentía fue temeridad y la evaluación fue insuficiente con la carga de dolores sufridos y, aún peor, los provocados. Pero no dejo de dar gracias a Dios por ellos pues son parte de mis tesoros transformados en aprendizaje y sabiduría. Contemplando el mirador doy gracias por las ocasiones en las que la prudencia fue la herramienta privilegiada para asumir una incapacidad o un logro inviable. Así, no solo se evitó una catástrofe absurda, sino que fue posible sentir en la limitación a Dios.
               Pero contemplando el mirador, la peor denuncia es la de los mares que, en el fondo, quedaron sin ser evaluados porque el peor de los pecados, la cobardía, impidió contrastar si la evaluación realizada era o no realmente contrastada.
               Contemplo la otra orilla que no siento allí sino aquí. Me pregunto cómo se contemplará esta orilla desde la suya, cuando además sus ojos están cargados de sufrimiento y de ganas de vivir.

               Desde el Mirador del Estrecho puedo anticiparos un anuncio. No van a dejar de venir. Yo, también lo haría.
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Publicado jueves, 27 de octubre de 2016
Tras la visita al CAR de Alcobendas, la segunda parada de nuestra peregrinación estaba aún más cerca de casa, en la "Misión enmanuel" que podréis reconocer a mano derecha cada vez que entréis en Tres Cantos por la entrada de la estación, si subís desde Madrid.

Se trata de un proyecto que aprovecha la cesión de una de las antiguas casas de control del Canal de Isabel II y que ha sido habilitada para la acogida de diez migrantes que pelean por la consecución de su sueño.

Nos reciben con alegría y cordialidad. Muchos nos conocemos de otros encuentros y abrazo a mi amigo Romeo, quien nos acompañó con su testimonio en el "via crucis sufriente" del viernes santo.

Me presentan a Nino, también de Duala, la capital económica de Camerún. Ya son cuatro de allí y casi reivindican la constitución de una casa regional. Algún día espero poder comprobar si responde a todas las alabanzas y bellas descripciones que realizan. Algo debe tener para que la recuerden con una sonrisa tan apasionada: "Si me quitas el corazón, verás que tiene escrito el nombre de Duala", sentencia Nino. Es especialmente jovial y animoso y su llegada convierte el encuentro, por momentos en un verdadero jolgorio.

Tras la pertinente visita a la sencillez y cálida vivienda, nos reunimos en una sala pintada de un bonito color verde suficientemente espaciosa para poder dialogar juntos.

Les explicamos que venimos para que nos orienten, que nos conduzcan, que nos guíen. Como haría un amigo francés en señalarnos los sitios que no podemos perdernos de París para comprender la ciudad, o uno belga para mostrarnos los rincones ineludibles para disfrutar de Brujas.

Musa nos da las gracias porque los días de nuestras vacaciones sean para conocer la realidad de los emigrantes "en lugar de estar en la playa o en la piscina".

Romeo nos habla de sus recuerdos en Nador y la comisaría de policía asentada sobre un antiguo túnel de la vía del tren: "La policía no iba a mirar justo debajo de ella, así que era el lugar más seguro para muchos compañeros, yo solo tuve dos meses en Marruecos, pero hay otros que estuvieron años".

A Nino le ha cambiado profundamente el semblante. Tanto, que por un momento me genera la preocupación de no haber acertado con la visita y del riesgo de poder importunarles con nuestra conversación o, incluso, de nuestro viaje como torpes visitantes a lugares de infausto recuerdo.

Pero sus palabras desactivan esta hipótesis para sumergirnos en un clima muy difícil de describir y más aún de trasladar en palabras. Quizá, en primer lugar, porque su narración requerirá muchos días de silencio y reflexión.

Habla de lo vivido con serenidad, pero con la expresión que invita al inmenso respeto, a la conciencia de que se está dando acceso a lo más íntimo de un corazón en el que no solo está escrito el nombre de Duala. Relata sin risas irónicas que trataran de ofrecer distancia a los traumas vividos, pero sin bloqueos o llantos que advirtieran de experiencias sin elaborar.

Su gesto, su tono, sus pausas, la búsqueda de sus palabras son orientaciones para poder acceder al santa santorum de la experiencia de los migrantes, más allá de lecturas mediáticas o titulares estériles.

Tardó un año en llegar desde su amada Duala hasta la costa. Allí le esperaban otros dos años antes de cumplir su sueño. Su primer intento fue en patera desde Tánger hasta Tarifa... La barca naufragó y fue el superviviente de seis ocupantes. "Allí perdí cinco compañeros" una frase tan terrible como preñada de ternura que utiliza en varias ocasiones.

El segundo intento fue por Nador. Nosotros cruzaremos la frontera con toda facilidad amparados por un a6 de cartulina que parece tener poderes mágicos bajo nomenclatura de pasaporte. A Nino le recibieron con un porrazo en la cabeza que, con la distancia, adquiere hasta cierta gracia y lo celebra con una risa de sabiduría. Nos enseña la foto en el móvil que acredita la brecha en la cabeza.

Allí debieron caer otros once compañeros. Intento ir haciendo un recuento pero Nino, con razón, reclama extender la lista para recoger a los que murieron en los meses de espera en Nador y el Gurugú. Las risas desaparecen para relatar cómo, mientras dormían, un desconocido mató a su amigo con un machete, quien descansaba a su lado. Y sus ojos se emocionan al recordar a otro, especialmente cercano, a quien vio morir mientras era quemado por la policía marroquí. Las fotos de su móvil ponen rostro a vidas truncadas.

Para entonces Nino ya era Vladimir, un sobrenombre, lo más grotesco y paradójico posible para impedir su identificación o una falsa acusación por coincidir en nombre con alguien buscado por la policía que justificara su detención y tortura.

Los peligros de Nador reorientaron su búsqueda hacia Ceuta, quizá algo más accesible. El tercer intento fue el menos benévolo de todos: su camiseta quedó enganchada en las concertinas, aforismo de cuchillas. Tratando de no cortarse se cayó y se rompió una pierna.

Solo el cuarto intento ofreció por fin el cumplimiento de un sueño. Lo acompaña con una hermosa foto que muestra Ceuta como fondo de un joven con los brazos en alto como gesto de agradecimiento a Dios por la suerte vivida.

Evita los dramatismos, rechaza los reconocimientos de valentía o posible heroísmo, simplemente está convencido de haber hecho lo que hubiéramos realizado cualquier de nosotros. Incluso equipara sus luchas con las que tenga que llevar a cabo cualquier otro joven en Europa. Pero me niego a la equiparación. Compartimos la capacidad de soñar, el derecho a pelear por nuestros deseos, pero la sociedad del bienestar ha desactivado en nuestras sociedades la rebeldía, la lucha incansable y tenaz a riesgo, si es necesario, de la propia vida.... en eso está por ver que estemos a su altura.

El diálogo va llegando a su fin... entreverado por las historias de René, quien si alcanzó las costas de Cádiz, como Víctor; o la de Musa quien recuerda con gratitud al carguero colombiano que mantuvo  a flote su cayuco camino de Canarias tras 1425 kms de recorrido aunque no sepa precisas los días allí vividos "porque con la angustia se pierde la noción del tiempo".

Les damos las gracias porque Tarifa ya no será una playa, sino el lugar donde René se arrodilló para dar gracias por la vida. La valla de Melilla nos mostrará el lugar donde Nino recibió su porrazo y le he prometido a Romeo buscar su nombre escrito en las rocas de las montañas del Gurugú por si su viaje no hubiera acabado de buena forma, como un macabro censo de vidas insultantes por su valentía.

Nino interrumpe las risas que anteceden a la comida: "Gracias por visitarnos, y por ir a estos sitios a entendernos. Enviadnos fotos. Y solo os pido una cosa: lo mejor que podéis hacer es rezar por todos los que quedaron en el Gurugú, en la valla y en el mar".

Mañana rezaremos por tus amigos, querido Niño, en el cementerio de las pateras de Tarifa. Y te enviaremos una foto como testimonio de que nos sumamos a tu memoria.

Nino se adorna con sus dotes cocineras y nos hace disfrutar de un sabroso pollo y un exquisito guiso de pimientos y gambas. Aprendió en Duala. Además, se debe comer bien allí.

Y antes de salir una anécdota tan nimia como sobrecogedora: Dani, el responsable del proyecto, me cuenta que llevó unos días a la playa a Nino, René y Víctor. Y que montaron en las patinetas. Pensaba que me iba a hablar de la conversión de la patineta en un fueraborda improvisado por su fuerza y experiencia. Lejos de eso. No quisieron alejarse dos metros de la orilla. Menos aún al ver cómo el agua entraba en la patineta como en los paseos que tú ya conoces. Se mezclaba el trauma por lo vivido en la patera y un detalle que habla de su admirable coraje, valentía y honor: no saben nadar.

Personalmente, he de reconoceros que no necesito ir a Melilla. La experiencia de esta mañana me sería suficiente para la oración de esta próxima semana.

Os pido que mañana os suméis a nuestra oración por los amigos de Vladimir, por fin Nino.
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Publicado miércoles, 26 de octubre de 2016
En España, en general, los funcionarios no siempre gozan de buena fama. Seguro que en muchas ocasiones no sin falta de razón. Pero con mayor motivo para resaltar los otros muchísimos casos que son causa de admiración.

Nuestra primera parada en esta "peregrinación" a las "periferias existenciales" ha sido cerca de casa: en el Centro de Acogida de Refugiados (CAR) de Alcobendas. No fue demasiado difícil concertar la cita con su directora allá por el mes de abril. Hoy no nos pudo atender pero resalta aún más el funcionamiento de este centro y el tono de su equipo: sencillamente exquisito.

Nos atendió Isabel de cuyos apellidos no quiero acordarme por ser respetuoso con la discreción exhibida durante todo el rato que nos atendió. Con precisión y un discurso bien ajustado nos han ido ofreciendo todos los detalles de su trabajo, de sus inquietudes, de su planificación, de la estructura de sus procesos...

Para el minuto 45 uno ya sentía la gratitud por el tiempo dedicado y por la acogida y el reconocimiento de quien conoce su oficio y lo ejerce con pasión. Tengo que confesaros mi profunda admiración por quienes así lo viven, bien sea para venderte una tuerca, para picarte el billete en el tren o para una operación a vida o muerte. Hay personas que son profesionales, cuyo trabajo es identificación con la propia vida, que manejan los detalles de su tarea y las gestionan con holgura y hasta con elegancia.,,

Y en medio de estas reflexiones, la pregunta certera de Julia: "¿Qué piensa de quienes participan del prejuicio de que los emigrantes cruzan la valla para quitarnos el puesto de trabajo y aprovecharse de nuestros recursos?".

Isabel guarda un momento de silencio y ofrece una primera respuesta con agilidad: "Pues mira, me enfada mucho. Tengo que reconoceros que este tipo de ideas me tensionan muchísimo".

Entonces, su discurso se interrumpe. El silencio se impone y se ofrece como antesala de lágrimas en los ojos. Pide unas disculpas inmerecidas por haberse emocionado y trata de sobreponerse a la situación con palabras entrecortadas: "Estas personas han sufrido mucho para llegar hasta la frontera". "Los pobres siempre se quedan allí". "Solo llegan hasta aquí los que tienen alguna posibilidad económica más". "Buscan lo mismo que tú y que yo: una vida mejor". "Lo hacen a costa de mucho sufrimiento"...

Entonces, la intuición sobre el colgante de su cuello queda confirmada: se trata de una silueta de áfrica como único adorno y carta de presentación.

Las disculpas por su emoción no son aceptables, no por censurables sino por elogiosas. Las lágrimas dan crédito al proyecto, a la narración, a los datos, a las planificaciones y a las cifras ofrecidas.

Tras veinte años de trabajo en el centro, tras haber acompañado a decenas de personas, seguramente de haber contemplado todo tipo de historias, de logros y decepciones hay una profesional que se emociona con su trabajo, que lo narra desde el sentimiento cuya mayor credibilidad es la compasión.

Nos marchamos del centro con la gratitud por la acogida recibida, con la mente en marcha tratando de sintetizar todos los datos y explicaciones ofrecidas, con un nudo en el estómago por el abismo de experiencias que se abren y con un profundo orgullo por poder contribuir con los impuestos a trabajos de profesionales tan excepcionales como los que hoy hemos conocido.

Y, en la próxima, la historia del camerunés de nombre ruso.
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Publicado martes, 25 de octubre de 2016
Agosto 2016

El corazón aún continúa las digestiones de las experiencias en Linares y Santiago de Aravalle: cuánta suerte tenemos.
Pero estamos de nuevo en marcha, como los titiriteros.
Hace varios años los jóvenes comenzaron a reclamar una experiencia en la que ellos no fueran los creadores, cuidadores, gestores y ejecutores. Algo que fuera para ellos un regalo. Y lo merecen.
Ya sabéis que procuramos tener sonrisas para todas las edades y eso condiciona el horizonte de la actividad. Sin duda, debía tener un corte marcadamente espiritual que favoreciera la contemplación y la meditación.
Aunque se trataba del tercer proyecto veraniego, tenía sentido y, si tiene sentido, y hay fuerzas humanas para ejecutarlo es que es de Dios.
La espiritualidad parece estar asociada a los kms. Hace dos años para darle su última experiencia épica a la furgoneta, camino de Taizé. El año pasado en el recorrido del Camino de Santiago por la ruta inglesa y este año, en busca de las periferias existenciales.
La expresión no es mía, sino del papa Francisco: “Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”.
Pues a eso vamos y esto es lo que queremos compartir contigo. Vamos camino de La Línea de la Concepción a conocer la orilla a la que llegan los emigrantes, después de un día intenso de encuentros con entidades que trabajan con migrantes y refugiados en Madrid.
Mañana vamos a meditar en las playas que ellos sueñan, a orar en las fosas comunes donde descansan quienes no lo lograron, a cruzar el mar que ellos recorren camino de Melilla, a orar ante la valla en la que muchos estrellaron sus luchas y visitaremos Nador para entender el contexto del que proceden.
Cada día un texto de estudio, un rato de retiro personal y encuentros con personas, entidades y proyectos que trabajan a su lado.
Tengo que reconoceros que es un viaje deseado, inquietante, y paradójico. Vamos con muchas ganas de entender, de aprender, de sentir a Dios y con una sensación extraña de saber que caminaremos por espacios de sufrimiento, dolor y muerte que luego abandonaremos por ser poseedores de un pasaporte. Por eso lo haremos descalzos, el signo bíblico de estar en espacio sagrado.
Vienen los que ya conocéis, los héroes de Linares y Santiago. Los que lograron la experiencia de la que siguen hablando jóvenes, chavales y sus familias.
Por eso me atrevo a pediros vuestra oración por ellos. Merecen ser regalados, sentir la presencia del Dios que reconforta. Ojalá esta experiencia sea el mínimo precio que merecen por todo lo que nos han ofrecido.
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Publicado lunes, 24 de octubre de 2016
En lo que formamos gobierno y volvemos a sufrir la enésima reforma educativa me atrevo a contribuir con una serie de propuestas que espero sean de vuestro gusto.
Que la evaluación sea sobre 12 puntos. Personalmente me parece una memez que sea sobre 10, 14 o 22, pero por lo menos el 12 es número bíblico y el siguiente sería sobre 144 que es ya un exceso.
En cualquier caso, dejemos que el 80% responda a cuestiones académicas de memorizaciones, trabajos y estudios y, al menos, el 20% restante permita evaluar la capacidad fructífera de los estudiantes.
En "la Misión de la Universidad" de D. José Ortega y Gasset (antes Lista, como diría Mingote), se alertaba de que la Universidad estaba formando "nuevos bárbaros" excesivamente especializados y con poca "cultura general". La nueva barbarie con la que yo convivo en la Universidad pasa más por la esterilidad de la acumulación de menciones, idiomas, Másters, prácticas de renombre y otro tipo de presuntos méritos.
Sin dejar de reconocer su valor, como poco económico, no tengo claro que sean del todo eficaces en la formación de profesionales. "No seamos paletos de la ciencia. La ciencia es el mayor portento humano; pero por encima de ella está la vida humana misma que la hace posible" decía don José. Pues, como objetivación de la humanidad, que el 20% de las notas tenga relación con la capacidad de ser fructífero, de ser útil, no solo a los objetivos de la empresa sino a los de la vida humana común.
Valoremos la capacidad de atender a los propios familiares, de ser eficaz en el cuidado de los amigos, de mostrar un compromiso por la casa común que es la naturaleza y la ciudad en la que vivimos...
Demos un 20% de la nota a los jóvenes que hacen una campaña solidaria, a los que se comprometen en un voluntariado, a los que buscan que el aprendizaje responda a la realidad y no a las entelequias...
No se trata de una propuesta interesada aunque hay que reconocer que nuestros jóvenes saldrían muy beneficiados.
Los que componen la que aquí llamamos "tercera sección" o "universitarios" tienen un currículum deslumbrante. Tres campamentos urbanos con niños en situaciones de riesgo social y marginación en Linares; más de 6 experiencias de contacto con experiencias de pobreza en Los Camilos, en los desayunos con la Orden de Malta, con el despacho de Cáritas...
Y este año han hecho un máster en civilidad y ciudadanía solidaria. La parroquia de Barco de Ávila no tiene los mismos recursos que la nuestra y han necesitado de sus brazos y de sus sudores para rehabilitar un patio de la casa parroquial que será ocasión de encuentros, charlas y divertimentos como lo es nuestro teatro y nuestro patio, herramientas imprescindibles para la evangelización, como ya sabéis, especialmente en nuestra parroquia en la que "no sabemos orar sin patata". Y han hecho una profunda limpieza en el atrio de una ermita cercana.
Francisco, el párroco de Barco, agradecidísimo y encantado. Los feligreses admirados por la generosidad de estos chicos. Los jóvenes de la parroquia cuestionados por el hecho de que tengan que venir de Tres Cantos para cuidar lo que es suyo. Y el dueño de la fábrica de tratamiento de residuos, conocedor del proyecto, lejos de cobrar los más de doscientos euros estipulados por más de una tonelada de escombros (habéis leído bien, más de una tonelada), lo cerró en 27 euros y un helado de regalo para cada uno de los chicos.
Ellos satisfechos por su capacidad de hacer cosas que permanezcan aunque no sea para su disfrute, contentos por haberlo hecho en equipo y con las clave que solo puede ofrecer la solidaridad y la ausencia de retribución.
Mis amigos que trabajan en recursos humanos coinciden en el tedio de currículums previsibles y monótonos: uso medio de ofimática (osea cortar, pegar, descargar canciones y buscar pokemons); nivel C1 de inglés que las más de las veces solo habilita para entender los mensajes en inglés de la línea de tren que lleva el mismo nombre; y el doble grado que no siempre presupone el conocimiento de que Ortega y Gasset es algo más que una estación de Metro.
Los que trabajáis en esto sabéis que, en igualdad de condiciones, nos quedaríamos con el que incluye una línea tan original como contundente: yo contribuí a rehabilitar el patio de una parroquia que no es la mía, en un pueblo al que quizá no vuelva, para que otros disfruten como yo puedo hacerlo.
Y no le daríamos el puesto de trabajo como premio a su generosidad, sino porque el que ha vivido estas experiencias sabe discernir lo real de lo idealista; lo humano de lo despedazador; lo importante de lo superfluo; el valor de lo común frente a lo individualista.
Y, en las empresas que yo conozco, al final ese es el perfil que todos buscamos. En las empresas económicas, en las empresas familiares, en las empresas eclesiales y en la mayor de las empresas, la construcción de la persona.
Empieza la recogida de firmas. Ya tenemos las de Marta, Quique, Nacho, Hojas, Elena, Natalia, Lucía, Laura, Pascu, María, Almudena, Carmen. Las de Miguel, Ainhoa, Pimen cuyas toneladas han sido de niños en la acampada; y las de Marina, Pablo, Fran, Ester y tantos otros que se quedaron con toneladas de ganas por contribuir a este sueño.
Personalmente, me son más que suficientes por su valor. Si algún día alcanzamos las 200.000 necesarias para la reforma en el Congreso, quizá podamos ofrecer esta misma alegría a muchos otros.










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