Cuando tus aguas se serenen, volveran a reflejar la luz de la luna

Por distintos senderos una misma búsqueda: que todos disfruten la vida y lo puedan hacer en abundancia ... absolutamente todos.

Publicado martes, 9 de junio de 2015
Un vídeo motivador ha llegado a mis manos.

Una bella expresión gráfica de muchas dinámicas educativas que necesitamos repensar.

https://www.youtube.com/watch?v=3QNkHC_xpYc

Y doy gracias a Dios porque, desde adolescente, tuviera una pérdida de audición en el izquierdo.
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Publicado domingo, 7 de junio de 2015
La posible revolución social que necesitamos.

Se trata de dos personajes bíblicos que nos han acompañado en las lecturas los últimos días. El primero, un ángel encargado de cuidar al segundo en sus aventuras y desventuras.

Sincronicidades de la vida, esta semana estuve en la casa de los Paúles en Salamanca y pude pasear por sus bellos pasillos donde estos dos personajes se convirtieron en una bella dinámica.

Eran los años cincuenta y sesenta en los que el aluvión de vocaciones sacerdotales requería una gestión de masas para la mera supervivencia. Alguien inteligente y creativo, cuyo nombre nunca logré averiguar, decidió que todos los recién llegados fueran asignados a uno de los que ya habían pasado tiempo en el seminario.

De este modo cada niño recién llegado tenía «su Rafael»: su ángel de la guarda encargado de explicarle, acompañarle, cuidarle... en el periodo necesario para su adaptación.

A su vez, cada uno de los mayores tenía «su Tobías». El pequeño sobre el que estar no solo disponible, sino en alerta, pendiente, en una dinámica de cuidado.

Seguro que hubo experiencias negativas y alguno que usó una propuesta tan hermosa para fines menos edificantes. Pero he contemplado con mis propios ojos, y sobrecogido, el abrazo de misioneros, ya de cierta edad, que quizá llevaban años sin poder verse y encontrarse, radiantes de alegría y desbordados de ternura para, a continuación, explicar con profundo orgullo:

¡Este era mi Rafael! ¡Este fue mi Tobías!

Y paseando por los claustros de Salamanca, tomo conciencia de la profundidad de la propuesta. Qué distinto resulta el día cuando un padre se levanta consciente de que, además de las reuniones, es el Rafael de sus hijos, de su esposa, de sus padres...

Y qué hermosas las sonrisas espontáneas de quien siente que sus pasos son acompañados por un Rafael que, sencillamente, vela; y la experiencia de amor que se torna en seguridad que de ello dimana.

Rafael y Tobías. Una propuesta para regenerar el concepto de empresario-trabajador, de político al servicio del bien público y del ciudadano, de docente y estudiante... una revolución social, política y económica.

Y por esos claustros dedico menos tiempo a pensar en quienes no tienen la suerte de haber alcanzado esa sabiduría, que al ejercicio responsable de vivir con gratitud a quienes ejercen en mí esa tarea y, sobre todo, los nombres de quienes requieren de mí el arte de velar. Especialmente los que nunca tuvieron la suerte de esa experiencia. De forma más concreta, los pobres.
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