Un titular polémico y llamativo que enuncia un episodio que me ha resultado especialmente interesante una semana.

Una de mis alumnas me relataba su encontronazo con otros catequistas de su parroquia a costa de esta posibilidad. Ella no entendía porqué la Iglesia católica condenaba tal práctica.

Honestamente, yo tampoco. Pero, una rápida búsqueda avalaba la posibilidad.

https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-ni-mil-cursos-de-yoga-te-daran-la-libertad-de-hijo-de-dios-23894/

Con todo, una inquietud me hizo sospechar y una segunda búsqueda me permitió alcanzar el texto original para poder leer lo siguiente:

«Tú puedes hacer mil cursos de catequesis, mil cursos de espiritualidad, mil cursos de yoga, zen y todas esas cosas. Pero todo eso nunca será capaz de darte la libertad de hijo». Sólo el Espíritu Santo «mueve tu corazón para decir “padre”»; sólo Él «es capaz de aplastar, de romper esta dureza del corazón» y hacerlo «dócil al Señor. Dócil a la libertad del amor». No por casualidad el corazón de los discípulos permaneció «endurecido hasta el día de la Ascensión», cuando dijeron al Señor: «Ahora tendrá lugar la revolución y llega el reino». En realidad «no entendían nada». Y «sólo cuando vino el Espíritu Santo, las cosas cambiaron».

Vaya, pues no es lo mismo. Y en estas trampas caemos con excesiva frecuencia. Me recuerda a una reflexión de José Antonio Marina. Estar informado cuesta esfuerzo. Me lo apunto como práctica cuaresmal.

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