Tras el diluvio, el arco iris aparece como el primer signo de la alianza establecido entre Dios y el pueblo, según la narración del génesis.
Pocos conocen este dato y están convencidos de que la alianza se verifica por las tablas y sus mandamientos.
El arco iris es visible por todos, judíos y nos judíos, es patrimonio universal, nos sobrecoge por su belleza, por su grandiosidad... Hace poco disfrutamos uno en Tres Cantos, tras las nevadas, y desencadenó un sinfín de fotografías compartidas para compartir su belleza.
El arco iris provoca sonrisas, las tablas responsabilidad.
El arco iris ilusiona, las tablas generan preocupación.
El arco iris invita a elevar la mirada, las tablas generan peso.
Seguramente ambos signos son necesarios. Pero el primero fue el espectáculo del colorido de la luz que rompe la negrura con una grandiosidad sobrecogedora.
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